Traducido por Kiara
Editado por Ayanami
—Madre, estoy en casa. Acabo de regresar.
Vi a mi hija, llegar muy animada, mientras me reportaba su regreso a casa.
Aunque parecía tener mucha energía, mi hija, que ayer no vino a casa, llevaba puesto un vestido que nunca había visto.
El color y el diseño son agradables. Podría haber sido escogido por Clara.
—Bienvenida a casa, Lidi… ¿Su Alteza te permitió regresar a casa?
Al escuchar mis palabras, mi hija, que llegó a casa en el carruaje de la Casa Pejegreeni, se estremeció.
Como yo pensaba.
Pensé que era extraño. Si regreso a casa, con el permiso de su alteza debería haber pasado por los procedimientos adecuados y, se habría utilizado, nuestro carruaje.
Tuve un terrible presentimiento, en esta ocasión, ella hizo todo lo contrario. Como esto involucra a mi hija. Supongo que ella arrastró a Will de nuevo.
Como alguien, que está consciente de sus sentimientos, todo lo que pude sentir fue arrepentimiento.
—Umm…eso es…er
—Aunque creo que no es razonable, posiblemente, regresaste a casa sin previo aviso, ¿verdad?
Al ver la mirada errante de mi hija, solté un suspiro.
Su actitud infantil, se le está yendo de las manos.
Aunque no fue influenciada por las palabras de mi esposo, me pregunto cómo creció para ser así.
—Haciendo lo que te gusta. ¿Eres consciente de los inconvenientes que le causas a los demás?
—bueno, yo…si…
Mientras le gritaba mis palabras con severidad, mi hija dejó caer sus hombros. Incluso entonces, continué con mi regaño.
¿Le hemos permitido, excesivamente, que haga lo que le plazca hasta ahora?
Al ver a mi hija agachar la cabeza abatida, nunca dejé de expresar mis severas palabras
—Esta vez, seré yo quien envíe una carta a la gente del castillo. Si estás reflexionando sobre tus acciones, al menos deberías pensar antes de realizar otra cosa la próxima vez.
—Me disculpo.
—Debes dirigir tus disculpas a las personas a las que les causaste problemas, no a mí. Naturalmente, a Su Alteza también.
—Sí
Esta sería la primera vez que reprendía, duramente, a mi hija. A pesar de tener los ojos llorosos, aún asintió claramente.
Le encargué al mayordomo que preparara lápiz y papel, y escribí sobre el regreso de mi hija a casa, junto con una disculpa.
—Entregue esto a la Dama de la Corte, Clara Grimm, por favor.
—Por supuesto señora.
Por la historia de mi hija, como pensé, quien la cuidó fue Clara.
Si ese fue el caso, entonces, confiarle esto es la mejor opción.
—Madre…
Al ver a mi hija sin hacer nada, extinguí mi indignación y la llamé.
Si ella está reflexionando sinceramente, esto es suficiente.
—Ya está bien. Vuelve a tu habitación. Sin embargo, nunca repitas esto, otra vez, ¿de acuerdo?
—Lo siento. No lo volveré a hacer.
Parece que ser regañada por mí, por primera vez, fue una gran sorpresa. Mi hija se disculpó una vez más y luego regresó a su habitación con pasos lánguidos.
Al hacerlo, la nuca de su cuello quedó expuesta y pude echar un vistazo a las marcas rojas en su piel.
— ¡Ara, ara!
Parece que mi hija es muy amada por Su Alteza.
A este ritmo, la presencia de mi hija en casa disminuirá.
Pensando en que Su Alteza se precipitaría aquí, lo más pronto posible, internamente, me despedí de mi hija.
Aunque ciertamente hay momentos en que una novia no está determinada y surge una sensación de inquietud.
—Pronto te irás.
Cuando pensé en el día del matrimonio de mi hija, comencé a sumergirme en mis propios pensamientos.
Sólo deseo tu felicidad.
Ese es mi único deseo.
Kiara
De verdad que no entiendo qué clase de padres son estos, para nada.
La siguiente Historia Paralela ya se encuentra disponible en la edición 35 de Kovel Times