Harem Imperial – Capítulo 62: Llevarse bien

Traducido por Sharon

Editado por Tanuki


—Emperador, es tiempo de la corte matutina.

A la hora acordada, la misma voz sonaba con la misma tonada. Qing Feng finalmente sabía la razón por la que, sin importar qué cansado estuviera el día anterior o cuán tarde durmiera, Yan Hong Tian podía levantarse de inmediato. Si tuviera que despertar todos los días a la misma hora y escucharas la misma voz por diez años, cualquiera despertaría. Ahora incluso ella estaba despierta.

—Entra. Seguí leyendo “Harem Imperial – Capítulo 62: Llevarse bien”

Gato K – Capítulo 26

Traducido por Anissina

Editado por Ayanami


—¡Lix!

El joven, que había estado sentado en la silla dando golpecitos con sus pies, puso una expresión brillante y feliz al verlo y gritó su nombre. Calix envolvió el abrigo que había traído con él, cómodamente, alrededor del cuerpo del joven hasta que no quedara ni el más mínimo hueco. Su corazón se sentía mucho más cómodo pero el joven no parecía estarlo. Los retorcidos ojos del joven le miraban con fastidio. Sin embargo, Calix no tenía la intención de echarse atrás con esto y ajustó el abrigo aún más. Seguí leyendo “Gato K – Capítulo 26”

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 104: La batalla del primer ministro

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Dos días después…, en el quinto día desde que empecé a recluirme en la posada, Alf regresó con su amable sonrisa habitual, sin dar ningún signo de fatiga.

—¿Cómo estuvo…?

—Los fondos serán devueltos mañana a la casa ducal Baskar.

—Oh… ¿cómo te las arreglaste para completar esa tarea con una programación tan estricta? ¿Es una pregunta tonta de mi parte?

—Con mucho gusto asumí esa tarea, maestro. Lo más probable es que las finanzas del duque Baskar estaban en un estado bastante precario… ya que aceptó casi de inmediato la solicitud de reunirse con el conde Talbot.

»Uno de nuestros oficiales administrativos está trayendo una carta del conde Talbot y de los fondos, debería llegar para mañana. Por supuesto, he confirmado el contenido de la carta.

»En cuanto a los detalles, deberían ser algo como: “Me he hecho cargo de los fondos de la empresa Nord, con la cual usted, duque Baskar, se ha estado facilitando, como garantía por el peaje de pasar por mi territorio. Como su gente ha pasado por mi dominio sin causar ningún problema en particular, deberíamos haber devuelto los fondos, pero debido a que mi familia está cada vez más ocupada con la toma de posesión del nuevo jefe y la falta de solicitud para su devolución, nos disculpamos terriblemente por su tardío retorno. Con esto, hemos devuelto todos los fondos extras que nos habían sido confiados”.

No era tan común, pero prominentes casas mercantiles y nobles daban dinero extra como depósito, además del peaje que pagaban al entrar en el dominio de otro.

Esa acción tenía dos significados: como una garantía de su identidad, y como cobertura en el caso de que se vieran involucrados en algún tipo de problema dentro de su territorio.

Si no pasaba nada para cuando salieran del territorio, el depósito extra sería devuelto.

Ahora, los fondos que recibió del conde Talbot se tratarán como un depósito.

—Bueno, eso debería estar bien…

—Si me permite, maestro… Su reunión con el duque Sligar está programada para mañana. Una vez más, hay planes con la casa ducal Crow antes de reunirse con el duque Sligar, así que he incluido una reunión con ellos también.

—De acuerdo… Lamento que hayas tenido que pasar por todo esto.

—No es nada por lo que tenga que disculparse, maestro. Ahora bien, eso es todo lo que tengo que informar, así que me retiraré.

—Por supuesto. Descansa y tómalo con calma esta noche.

Y así, al día siguiente, nos dirigimos a la casa ducal Crow durante la mañana.

Al principio, una sensación de nerviosismo fue transmitida por la expresión rígida de la cabeza actual, Chester Crow, pero eso pronto desapareció cuando saqué el tema de un tratado de no agresión mutua entre nuestros países, y me las arreglé para que aceptara encontrarse conmigo en el reino de Tasmeria.

Después de esa discusión, volví temporalmente a la posada para tener un rápido descanso antes de dirigirme a la residencia del duque Sligar.

Después de un corto paseo en el carruaje, llegamos a la mansión. Sin embargo, antes de entrar, me detuve un momento y la miré.

—¿Cuál es el problema, maestro? —me preguntó Alf a mis espaldas, habiendo visto inesperada tal acción de mi parte.

—No, no es nada… Vamos —respondí con una ligera sonrisa en mi rostro y, una vez más, comencé a caminar.

Alf no siguió indagando y simplemente me siguió en silencio.

—Bienvenido, maestro Romeru.

Poco después de pasar por la entrada, un anciano con uniforme de mayordomo nos dio la bienvenida con una hermosa reverencia.

—Mi amo está esperando. Por favor, por aquí.

No obstante, después de ver a ese hombre, solté un suspiro interno mientras lo etiquetaba como “alguien con quien no se puede bajar la guardia”.

No era como si ese mayordomo hubiera hecho movimientos particularmente sospechosos. Más bien, parecía una persona amable con una sonrisa de buen corazón.

Pero, con esa perfecta sonrisa delante de mí, y habiendo percibido de él una atmósfera similar a la de Alf, inconscientemente me sentí cauteloso.

El mayordomo caminó a través de la alfombra roja del pasillo sin hacer ningún sonido.

Tras él íbamos Alf y yo, así como Kuroitsu y el resto de los escoltas.

—Ahora bien, por favor, espere aquí un minuto. Los escoltas pueden quedarse en la habitación contigua.

Me senté en el sofá que él señaló en la habitación a la que nos llevaron. Detrás de mí, estaba Alf, esperando de pie.

No mucho después, el mayordomo apareció una vez más con el sonido de un golpe. Esta vez, una persona que parecía ser su amo lo acompañaba, así que me levanté.

—Es un placer conocerle… Soy Curtis Sligar. Bienvenido, ha recorrido un largo camino… ¿Se siente mejor de salud?

—Lamento mucho mi descortesía durante esta ocasión. No estoy muy acostumbrado a viajar, así que parece que mi fatiga se ha acumulado. Me he recuperado completamente ahora… Gracias por tomarse la molestia de recibirme el día de hoy.

Mientras Curtis se sentaba en el asiento de enfrente, yo también me senté una vez más en el mío.

—Entonces, señor Romeru… ¿Por qué usted, un hombre tan ocupado, se ha esforzado tanto en venir a este país?

Bajo mi fachada sonriente, dejé salir un suspiro interno al ver que sus palabras eran irónicas desde el comienzo.

—¿No es natural como primer ministro tratar de profundizar la relación con el país vecino?

—Hmm… ¿y la razón detrás de eso? —Las comisuras de la boca de Curtis se elevaron ligeramente; sin embargo, sus ojos no sonreían en absoluto—. Usted es un hombre bastante diligente, señor Romeru. Después de todo, en el pasado, su país y el nuestro nunca tuvieron este tipo de interacciones… Ah, ahora que lo pienso, parece que una parte de nuestro país y una parte del suyo sí están teniendo algunas pequeñas interacciones.

Sonreí ante sus palabras, que ya había previsto.

—Sí…, he oído hablar de estos asuntos. El conde Talbot de mi país y el duque Baskar del suyo tuvieron algunas interacciones. Antes de dejar la posada, recibí un informe de que un mensajero del conde Talbot vino hoy a visitar al duque Baskar, así que por ahora puede que ya hayan terminado de hablar.

La expresión de Curtis palideció por primera vez ante mis palabras.

—Ya veo… Sería bueno que se convirtieran en un buen puente entre nuestros países.

No obstante, pronto recuperó su compostura y, una vez más, hizo una sonrisa sarcástica.

Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 103: La risa del primer ministro

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


—Aquí tiene, maestro Romeru…

Después de recibir el papel de Kuroitsu, lo escaneé como si lo estuviera devorando.

El contenido era sobre la casa ducal Sligar, con quien tenía planeado reunirme.

La casa ducal Sligar.

Su territorio estaba situado en la parte este del Principado de Rinmel, y su extremo sur era adyacente al reino de Tasmeria.

El actual jefe de la casa era Curtis Sligar.

Tenía más de sesenta años y era el jefe más antiguo de las cinco casas de archiduques. Tenía dos hijos.

Su hijo mayor, Cordis Sligar, poseía un temperamento suave y su pasatiempo era cultivar hierbas medicinales. Como tal, tenía una profunda relación con los comerciantes que manejaban dichas hierbas.

El segundo hijo, Miles Sligar, era egoísta y tenía un fuerte deseo de ser el centro de atención.

En estos momentos, la casa ducal y sus criados estaban divididos en cuanto a la opinión de cuál de los dos hermanos sería más adecuado como el próximo duque Sligar.

Había tres razones para ello: la primera, era que los dos tenían solo dos años de diferencia; la segunda, que el hijo mayor tenía un cuerpo débil, mientras que el cuerpo del segundo hijo estaba sano; y la tercera, que a la cabeza actual, Curtis, le gustaba el temperamento del segundo hijo y como tal era especialmente cariñoso con él.

Por esta razón, el próximo jefe de la casa aún no se había decidido.

—Um, maestro Romeru… —murmura Kuroitsu justo cuando termino de leer la carta.

—¿Qué sucede?

—¿Había algo bueno escrito ahí…? —Al escuchar su pregunta, levanto mi mirada del papel y lo observo—. Desde el momento en que leyó la carta, empezó a sonreír.

Por un momento me puse rígido ante las palabras de Kuroitsu.

¿De verdad estaba sonriendo…? Ahora mismo, en la situación en la que nos encontrábamos, ¿lo estaba haciendo…?

Tal duda pasó accidentalmente por mi cabeza.

—No… Desafortunadamente, esta información no hará que cambie la situación para mejor. Sin embargo, me será de ayuda para mis futuras actividades.

—Um…

Tal vez porque no entendió correctamente el significado de mis palabras, su respuesta fue escasa.

No obstante, después de que Kuroitsu pareciera reflexionar un poco, sonrió.

—Por el momento, supongo que no fue un plato completo y delicioso el que llegó, sino un ingrediente de primera calidad… Entonces, aunque hayamos recibido un ingrediente de primera calidad, si no es cocinado por un chef experto, no se convertirá en una comida deliciosa. Lo contrario también es cierto. Si usted fuera un chef, entonces sin duda sería capaz de convertir ese ingrediente en una comida deliciosa. ¿Eso es lo que quiso decir?

—Kuroitsu, eres bastante bueno en la adulación.

—Me siento honrado por tus elogios.

Al oír el alegre comentario Kuroitsu, sonreí.

La Legión del Unicornio – Tomo II – Capítulo 13: Punto de no retorno

Traducido por Kavaalin

Editado por Meli


Era tarde en la noche cuando llegaron a la tercera ruta. No era un lugar agradable; el terreno era casi plano y aunque el punto de emboscada tenía una pendiente alta, no tenía protección natural. El grupo se detuvo para establecer el campamento y se instaló para una larga espera.

—Ese capitán, no nos dijo nada —se quejó Titán, rompiendo el silencio.

—Los secretos militares no son asunto nuestro —respondió con calma su hermano Thomas—. Mientras hagamos un buen trabajo, todo saldrá bien.

—Caín —Titán se dirigió al silencioso caballero—, ¿cuántos rebeldes crees que son? Seguí leyendo “La Legión del Unicornio – Tomo II – Capítulo 13: Punto de no retorno”

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