Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 03: El mundo y la escala de los hombres (5)

Traducido por Lucy

Editado por Meli


Hace unos días, cuando Kim Hwanseok se quedó a solas con su padre luego de enviar fuera a Kim Hwansung le dijo:

—Bebí algo de veneno.

—¿Veneno? —preguntó, asombrado, Kim Hoonsang, el rey.

—Sí, no es una amenaza para los hombres que han sido despertados.

Kim Hwanseok era un genio, pero aún era muy joven para despertar, así que era mucho más débil que los adultos. El Despertar del Maná, era un fenómeno que ocurría entre los diez y los diecisiete años, aunque por lo general se presentaba a la edad de quince años.

—Alguien en el palacio roció veneno… ¿En el escritorio de Kim Sanghee?

—Sí. Rociaron veneno en la carta que enviaría a su prometido.

¿Vi mal? Su expresión cambió ante la palabra ¿«prometido»?, se preguntó confundido Kim Hwanseok.

—El objetivo debió haber sido Kim Sanghee —continuó explicando.

—¿Y la razón por la que no hablaste frente a Kim Hwansung fue porque iba a tener un ataque?

—Sí, es mi hermano, pero si se vuelve loco, no podré soportarlo. —Kim Hoonsang lo miró—. El veneno no es una amenaza para mí, pero sí para la pequeña niña, así que he bebido la mayor parte y he recogido un poco.

Él había tomado el veneno por miedo a que dañara a Kim Sanghee. Su comportamiento era inaudito, pero él lo había justificado usando las palabras «pequeña niña». Lo que era aún más absurdo.

—Entiendo… —Kim Hoonsang puso su mano en la cabeza de Kim Hwanseok mientras lo sanaba—. Buen trabajo.

Kim Hwanseok se recuperó.

—Gracias, padre.

—¿Has averiguado quién está detrás?

—No lo sé. Sin embargo, es difícil decir que la princesa fue la única responsable. Definitivamente había alguien detrás que tenía la posición y la capacidad de introducir veneno en el palacio.

Kim Hoonsang golpeó ligeramente a Kim Hwanseok en la frente con su dedo índice.

—Me encargaré de ello después, así que no te esfuerces demasiado. Todavía eres joven. Puedes conseguir más protección. No, consigue más protección.

Kim Hoonsang salió de la habitación y cerró la puerta. Abrió la palma de su mano. El papel que contenía el polvo que le había dado Kim Hwanseok le llamó la atención.

—No es una amenaza para los hombres, pero es lo suficientemente venenoso para matar a las mujeres… ¿Significa que el objetivo era Kim Sanghee? —murmuró para sí mismo y luego de reflexionar por un momento añadió—: ¿Hay alguien que pueda beneficiarse de matarla?

No existía tal cosa. Kim Sanghee era solo una niña, y no había ninguna fuerza que se beneficiara de matarla.

—¿O hay algo que no sé? —Volvió a su habitación.

Justo a tiempo, Alex, un erudito, estaba esperando en el salón.

—Su Majestad, debo decir…

—Alex —lo interrumpió—. Te preguntaré primero…

—¿Sí? Al juzgar, por su estado de ánimo… Creo que está enfadado…

—El segundo príncipe casi se mete en problemas… —se justificó, porque no se había dado cuenta de que estaba enfadado y luego le explicó lo sucedido al erudito.

—¿Cuál es el problema…? Un poco de tos no es gran cosa. —Alex sonrió para sus adentros—. ¿Está enfadado porque se metió en problemas por la princesa Sanghee?

Oye, rey. Estás enojado porque quisieron dañar a la princesa Kim Sanghee, Alex quería decirlo, pero se contuvo. Si lo decía, pensaba que el rey gritaría: «¡No puedo distraerme solo por una chica!»

—Definitivamente es un problema. Tenemos que averiguar quién se atrevió a introducir veneno en el palacio. Debido a que hizo daño al príncipe y no a la princesa, hay que deshacernos de ellos de inmediato.

Sí, no importan las princesas. Fue un daño para el príncipe, así que deben pagar. No importan las princesas. ¡Claro que sí!, pensó el rey.

Alex se rió para sus adentros.

Por cierto, Su Majestad, ¿no está molesto porque Sanghee pudo salir herida? Admítelo. 

Unos días después, la pena de muerte de la princesa Shin Sooyoun y su madre se promulgó. Doce reinas se convirtieron en once. Todas las reinas y princesas del palacio contuvieron la respiración.

⧫⧫⧫

—¿El rey visitó a la princesa Sanghee? —preguntó Alex de repente.

—¿Qué?

—La princesa Sanghee no está enterada, ¿verdad?

Kim Sanghee inclinó la cabeza. No podía entender lo que decía.

—El rey ¿ha estado aquí?

—Sí, pasó por aquí hace unos días.

—¿Cuándo fue exactamente?

Kim Sanghee apretó los dientes, pero sonrió ampliamente. Ese día, había experimentado el miedo a la muerte. Todavía no podía olvidar el vergonzoso recuerdo de haber volado por la habitación sin importar su voluntad.

El día que abrí el segundo cajón… Ese día vino.

Alex sonrió.

—Como era de esperar. Lo sabía.

—¿Qué quieres decir?

—No es nada. Su Majestad se preocupa por ti.

¡Maldito, ganapán! 

Casi gritó en voz alta.

—¿Se sintió mal después de la visita de su hermanastra? Bueno, no, ese día, ¿no sintió como si algo frío y caliente pasara volando?

Kim Sanghee se sorprendió y abrió mucho los ojos. ¿Cómo lo sabía? ¿Cómo sabía lo que sucedió el día en que abrió el segundo cajón?

⧫⧫⧫

—¿Carta…?

Había dos cartas. Una era la respuesta que le escribí a Han Jinsoo y la otra era un sobre que no conocía.

—Estoy segura de que la rompió delante de mí.

¿Habrá sido un truco? Tal vez, incluso había cerrado los ojos un poco y me desperté dos horas después.

Me estaba dando fiebre pensar en ello otra vez. Entonces, ¿me engañó?

¡He llorado delante de él! ¡Me ha humillado! Chico malo. Aún así, no creo que fuera malo hasta los huesos. Hizo una broma, pero en realidad no rompió mi carta.

—¿Qué demonios es esto…?

El otro sobre tenía escrito: «Cachorro de perro de mierda». Eso debía haber sido puesto por el primer bastardo.

¿Qué demonios había escrito? La carta decía: «¿Cuándo es mi cumpleaños?»

Su cumpleaños era el quince de agosto. Había memorizado las caras y los nombres de las princesas, ¿y creía que no sabría cuándo era su cumpleaños? El cumpleaños de un príncipe era algo que se debía recordar.

Reflexioné sobre el por qué había escrito una carta así, pero la respuesta era clara: protestaba para pedirme que le escribiera una carta.

Vaya, el primer bastardo, continuaba siendo un niño después de todo.

—Princesa, ¿por qué sonríes así? ¿Hay algo que te haga sentir bien? —preguntó Song Soojin.

—No, nada.

—Pero me alegro de que la princesa esté sonriendo. Las otras princesas están ahora… —Suspiró.

De repente, aparecieron los caballeros y me hicieron preguntas, como si se tratara de un interrogatorio criminal.

—Tal vez la princesa está en peligro.

—¿Yo?

—No lo sé. No estoy segura, pero creo que está relacionado con la ejecución de la princesa diecisiete.

Entonces la puerta se abrió de golpe. Preparé mi corazón para escuchar: «Perro» o «¡Atrápala!” Pero no eran los idiotas.

—Oh, pa… —Por el sobresalto, casi dije la palabra prohibida, la que habían borrado del diccionario—. ¿Cómo estás, papi?

—Bien…

¡Oh, Dios mío! ¿Qué demonios? ¡Él me movía a voluntad! ¡Dios, sálvame! ¡Vamos, ganapán! Quería gritar, pero mi boca no se abrió. Mi cuerpo estaba flotando y moviéndose.

—¿Estás bien? —preguntó mientras me miraba con detenimiento.

En ese momento, me sentí un poco extraña. Fue una sensación de frío y calor, sentí como si me agitaran la cabeza. Pero no pude concentrarme en la sensación, porque mi cuerpo volvió a moverse por sí solo. Agité los brazos y las piernas en el aire.

—¡Sálvame! —Mi cuerpo flotó hacia el techo. Y cayó rápidamente—. ¡Aaaah!

El grito estalló sin darme cuenta. Justo antes de caer al suelo, mi cuerpo se detuvo. Y volvió hacia arriba. Cada vez que ese perro movía los dedos hacia arriba y hacia abajo, mi cuerpo flotaba, se sentaba y repetía. No sé cuántas veces grité por el cambio de velocidades y posiciones de vuelo.

Lo más terrible fue que no volaba por la habitación, sino que había salido por la ventana. Mi cuerpo se precipitó en caída libre desde el piso once hacia el suelo. Volaba de un lado a otro.

¡No soy una muñeca de trapo! ¡Vamos, ganapán! ¡No puedes tratarme así! ¡No me maltrates! ¡Soy tu hija! Dios mío, realmente pones a tu hija en estas situaciones.

—S-Sálvame, ¡papi!

Entonces, mi cuerpo se detuvo. No sé si la expresión vendría bien en esa situación absurda, pero volé a la cama en un estado muy cómodo. El perro se apartó de mi camino.

¡Tus modales son una mierda!

—Este es el final del interrogatorio.

—Sí, señor —respondieron los caballeros, que sin duda, oyeron mis gritos.

Fue vergonzoso. Muy vergonzoso.

¿Qué crees que soy? ¡No quiero convertirme en una muñeca que vuela por el cielo y se vuelve loca!

Luego de reflexionar, me di cuenta de que cuando gritaba papi, me movía con más fuerza. Me sentí extraña, pero no supe por qué.

La señorita Song Soojin me miraba fijamente.

¿Por qué me miraba así? Le daba pena, ¿verdad?

—Princesa. —dijo Song Soojin.

—¿Sí?

—¿Cómo puedo ser tan amada?

Quería golpearla, estuve apunto de morir. Fue como si hubiera estado en la montaña rusa en un parque de atracciones.

—Fue tan increíble, que casi muero de felicidad… Oh, mi princesa. Es absolutamente un secreto que dije esto. No quiero morir. Pero es que nuestra princesa está siendo realmente amada. Oh… Estoy tan celosa. Nunca la había visto tan contenta. ¿Cómo fue? ¿Sintió que tenía el mundo entero?

¿Ibas a morir de alegría? ¿Mis gritos te parecieron de una vívida felicidad? Quería golpearla.

⧫⧫⧫

El quince de agosto, la fiesta de cumpleaños del segundo príncipe Kim Hwanseok se celebró a lo grande. Numerosos nobles de Goryeo participaron en el evento, y él recibió muchos regalos.

A las once de la noche.

—¿Puedes darme el robot transformador?

—Tómalo.

—Hermano, ¡dame el helicóptero volador!

—Tómalo.

—¡Dame también este tanque de combate!

—Tómalo.

Kim Hwansung sonrió entusiasmado. A su hermano no le interesaban los juguetes de ese tipo. Utilizó su maná para hacer flotar unos cuarenta kilogramos de peso de un enorme helicóptero de cinco metros de ancho y siete metros de largo, casi del mismo tamaño de un helicóptero real.

—¡Cambia, transfórmate! —gritó mientras inyectaba maná. El robot de cuatro metros de altura brilló y se transformó en un león con el sonido de una máquina. Kim Hwansung lo imitó y luego preguntó—: Oye, ¿estás molesto por algo? ¿Es porque no te he dado un regalo? ¿Quieres un beso?

—Eres molesto.

Kim Hwansung ladeó la cabeza. Su se veía de mal humor. Kim Hwanseok se levantó de su asiento.

—Oye, ¿a dónde vas?

—A matar al perro de mierda.

Kim Hwansung se lo tomó en serio y dijo:

—Hermano, ¿no es demasiado matar? No deberías.

—Es lo que quiere mi corazón.

—No, pero no puedes matarle…

Kim Hwansung se preguntaba sinceramente si debía detener a su hermano que le había regalado un robot transformador y un helicóptero gigante.

⧫⧫⧫

De repente, la puerta se abrió.

—¡Hermano!

Estaba vestida con una falda rosa y un broche de mariposa en la cabeza, corrí con una brillante sonrisa en cuanto vi a Kim Hwanseok. Eran las once en punto. La hora de dormir de las princesas era a las diez.

Supongo que aún no iba a dormirme.

Kim Hwanseok me miró, me limité a correr en mi sitio, agitando los brazos y las piernas en el aire.

—¡Dios mío, mi cuerpo está raro! No puedo avanzar. —Fingí estar avergonzada.

¡Eres un bastardo! ¡Deja que mi cuerpo avance!, maldije en mi interior.

Kim Hwanseok se acercó y me miró fijamente durante mucho tiempo. Como si necesitara poner un poco más de mierda contra las cuerdas.

Muy bien. Ya está aquí, ya está aquí, he esperado este momento.

Sabía que el niño elegante iría incluso a altas horas de la noche. Así que me arreglé y lo esperé sin dormir, hasta que al fin fue a verme.

Soy mayor que tú. Aunque seas un genio, aún tienes doce años.

—Sí, aquí está… esto, eh, aquí la tengo.

Moví los pies muy lentamente, como si dudara de entregarle la carta a Kim Hwanseok. Estaba avergonzada.

No tenía coraje. Pero ese también era un tipo de entrenamiento.

—Y…

Muy bien, ese era el clímax.

Él incluso había ido a mi habitación con la expectativa de que cumpliera su deseo. Extendí la carta con lentitud, su cara estaba roja. Pretendía ser tímido, pero su boca estaba crispada.

No actúes con frialdad. ¿Por qué te tiembla la boca cuando me miras con ojos tan fieros?

—¿Quién dijo que quería recibir esta carta?

Vaya, míralo. Realmente quería conseguirla. Incluso me visitó tan tarde, cuando su habitación y la mía están a treinta minutos caminando.

—La chica solo quiere complacer a su hermano…

—¿Quién te pidió esta mierda?

—Lo siento mucho por el pensamiento irrespetuoso de la chica que quería complacerte.

Si sigues diciendo esas cosas, entonces la tiraré.

—Voy a destrozar esta cosa profana ahora mismo…

No podía moverme. Conocía la razón. Él había restringido mi cuerpo con maná. La carta se había rasgado solo un poco. El primer bastardo me la arrebató con nerviosismo.

—La aceptaré por tu sinceridad. Te perdonaré esta vez.

—¡Hermano!

Sonreía felizmente como si tuviera el mundo entero, se veía lindo. Tendría que pensar en golpearte en vez de pensar que era lindo.

Kim Hwanseok salió. Escuché una voz en el pasillo.

—¡Hermano! ¿Puedo tener esto?

—Tómalo.

—¡Hermano! ¿Qué hay de la capa de Superman?

—Tómala.

La capa de Superman. Era una herramienta mágica muy cara que ayudaba a manejar fácilmente el maná, para volar por el cielo. Vaya, el príncipe era diferente.

—Oye, ¿qué es eso? ¿Por qué lo escondes? ¡Dame eso también!

—Estoy agotado. Vete a dormir.

Me pregunté qué escondía, pero mis ojos se cerraron. Alivié mi nerviosismo y me dormí.

⧫⧫⧫

Ha pasado un año desde aquel día en que algunas personas fueron ejecutadas. Los eventos habían sido enterrados silenciosamente. Como si nada hubiera pasado.

—Es la Ceremonia de Llegada de la primera princesa.

Kim Hoonsang asintió.

—Vamos a proceder como antes.

—Sí, señor.

—¿Otra cosa?

—La salida de la princesa treinta y tres ha sido decidida.

Kim Hoonsang se frotó la barbilla.

—¿Cuándo es?

Choi Younghoon, uno de sus sirvientes que le informaba del horario, ladeó la cabeza. No sabía por qué preguntaba eso. Era el horario de una princesa. Creía que solo era una cuestión de informarle superficialmente. Literalmente, estaba compartiendo todos los informes, el horario de la princesa no era tan importante. Había un montón más de asuntos que merecían su atención como el tema de despertar el maná del tercer príncipe, que tenía que ser discutido de inmediato.

El rey es un poco extraño. 

Pero aunque fuera de esta manera, respondió a la pregunta.

—En cuatro días.

—Ya veo.

—Al igual que antes, escoltaremos con dos caballeros.

—Por supuesto. No estoy interesado en eso.

Solo entonces Choi asintió con la cabeza. Todo regresó a la normalidad. El rey estaba demasiado ocupado y no tenía mucho tiempo para preocuparse por los eventos de la princesa.

Tres días después. La puerta se abrió de repente.

—¡Atrápala!

Kim Sanghee, que estaba tumbada en la cama, se levantó de un salto. Sin embargo, no recogió la muñeca de trapo.

—¡Hermano! La recogí ayer, pero hoy he fallado.

Kim Hwansung utilizó su magia para recuperar el muñeco de trapo que había sido arrojado lejos, el objeto llegó volando y fue atrapada en sus manos.

—¡La chica está tan contenta porque has venido!

—Por supuesto. —Sonrió—. Así debe ser, perro de mierda.

En un año, su actitud había cambiado mucho, Kim Sanghee se había esforzado mucho para engatusar a su hermano.

—Sí, hermano.

—Vas a salir mañana, ¿no?

—¡Sí! El corazón de la chica ya está latiendo fuerte.

Por fin saldría del palacio. Aunque estaba nerviosa porque sabía que afuera, era un lugar difícil para que las mujeres anduvieran solas.

—Voy contigo. Porque es de noche.Vamos, di que estás contenta, feliz y agradecida.

Y como si insistiera, Kim Hwansung enderezó los hombros y miró a Kim Sanghee.

—Estoy realmente feliz —dijo con una enorme sonrisa, aunque por dentro lloró.

Si él iba, su salida sería un lío, sin embargo, se sentía afortunada porque saldría a dar una vuelta.

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