La Villana Revierte el Reloj de Arena – Capítulo 14: Oscar Frederick (2)

Traducido por Maru

Editado por Sharon


Las mejillas de Caín estaban ligeramente rojas cuando reanudó su comida con una expresión rígida, como si hubiera quedado encantado. Era muy natural que fuera como su padre, que no tenía idea de lo que era importante y que estaba fascinado por una prostituta.

Porque, desde el principio, tu familia siempre ha sido sucia y fea.

La mujer malvada que había matado a la otra no era una santa, sino una simple vencedora a la que se le había dado la oportunidad de llevar a cabo sus malas acciones. No era correcto que alguien de la misma suciedad pretendiera ser más santo.

Entonces, la máscara tenía que ser removida. De esa manera, podrían mostrar sus rostros feos de una vez por todas, de manera justa y abierta. En el pasado, Aria lo había hecho, ahora Mielle. Se turnarían para revelarse.

Fue poco tiempo, pero las manos de Caín cuando cortaron la carne lo hicieron con brusquedad, como si pensara que mirar a Aria había sido vergonzoso. Aria sintió pena por él, que ya había perdido su fuerza a pesar de que habría mucho que hacer en el futuro.

Una vez que el comedor volvió a quedarse en silencio, Aria vació cuidadosamente el helado de té verde cubierto con hojas de menta y, pareciendo muy curiosa, le hizo una pregunta a Oscar justo antes de que terminara la comida.

—¿Cómo hizo un viaje tan largo cuando debe estar ocupado durante el semestre?

Esa era una pregunta para evitar que tuvieran su propio tiempo.

Para responder, tendría que seguir contando la historia incluso después de que la comida hubiera terminado, y si tuviera que abandonar la mesa, Aria tendría que acompañarlo. De cualquier manera, era una buena oportunidad para ver la cara distorsionada de Mielle. La cara venenosa de su hermanastra ciertamente tendría un impacto negativo en Oscar.

Él levantó la mano para ordenarle a la criada que trajera un poco de té caliente y respondió a la pregunta de Aria:

—Me estaba frustrando por estar confinado en mi dormitorio, así que me alegró decir que sí cuando Caín me preguntó si quería salir.

—Eso es un largo camino.

—Así es. No esperaba que fuera tan lejos.

Parecía criticar a Caín, que lo había llevado a un lugar tan lejano. El muchacho sentado a su lado, se encogió de hombros.

Aria pensó que no se involucraría en la conversación, pero supuso que no se quedaría quieto si Oscar lo mencionaba. Caín mantuvo una mirada rígida en su rostro y leyó el comportamiento de su hermana.

—¿Lo acompañó sin siquiera saber el destino?

—Sí, puedo decir eso.

—Ya veo. Deben ser muy cercanos ya que lo acompañó sin preguntar.

Oh, sí. No vino a verte, Mielle.

Aria le dio a Mielle una sonrisa brillante. Ella también sonrió brillantemente, pero fue desgarrador verla esconder sus manos temblorosas debajo de la mesa, aparentemente incapaz de contenerse a excepción de su rostro.

Como estaba sentada a su lado, las manos temblorosas de Mielle eran completamente visibles para Aria. Incapaz de esconderlas en ningún lado, Mielle cerró los ojos con fuerza y ​​se mordió el labio.

Si piensas que solo voy a molestarte esto, estás muy equivocada.

Aria se detuvo cuando vio que Mielle se sentía incómoda luego de apuñalar en el lugar correcto.

—Espero que descanse bien. Si hay algo que pueda hacer para ayudar, solo dígamelo.

Aria, que borró su sonrisa desconcertante, recreó una cara brillante y regular que probablemente sería hecha por una joven de su edad. Oscar, que había estado distraído por la extraña atmósfera de Aria, finalmente recuperó el sentido y asintió.

El té para cuatro estaba listo, por lo que el momento en que Aria se iría y que Mielle añoraba, se volvió un poco más lejano. Después de tomar un sorbo del té verde tibio, le agradeció dulcemente a Oscar, pensando que le quedaba poco tiempo para que le pareciera lo más agradable posible.

—Muchas gracias por el vestido que me enviaste. Es tan bonito que es la primera vez que lo uso.

—Te ves bien.

—Me gustaría darte un vestido a cambio, pero no sé cuál te gustaría.

Mielle se sonrojó tímidamente.

—Conmigo… No.

Ella no podía decir las últimas palabras que quería decir. Oscar, incapaz de comprender su intención, ladeó la cabeza.

—¿Por qué no van de compras juntos? Hay un montón de tiempo. Ha llegado el momento de que yo también compre ropa —le comentó a su hermana, notando su silencio.

De hecho, era Aria quien más necesitaba ropa. Entre ellos, ella era la única que usaba ropa simple hecha de tela barata, vestidos con ropa elegante y lujosa.

Era difícil pensar que ella era una dama noble ya que en el mejor de los casos parecía la hija de un plebeyo. Sin embargo, como si no se hubiera dado cuenta de su atuendo, Caín le instó a ir a comprar ropa nueva, pero Oscar miró su ropa fina y sacudió la cabeza.

—No, tengo a alguien que se ocupa de mi ropa. En la academia, ni siquiera necesito ropa simple. Si realmente los hermanos lo necesitan, sería mejor que vayáis rápido.

Mielle parpadeó rápidamente y se llevó una taza de té a la boca para ocultar sus labios temblorosos. Aparentemente, no se dio cuenta que sería rechazada.

Aria sonrió agradablemente mientras veía el plan de Mielle ser destruido sin que tuviera que hacer nada.

—No, tendré que declinar entonces. No puedo dejar solo a mi invitado.

—No estoy solo. La señorita Aria está aquí.

La taza de té que sostenía Mielle cayó ruidosamente sobre el platillo.

¿Por qué mencionas a Aria?

Sus pupilas ensanchadas lo miraron con asombro, casi como si estuvieran resentidas.

Maru
JAJAJAJAJAJA. ¡Bum! ¡En tu cara, perra!

Sharon
Wow, nunca vi un plan fracasar tan hermosamente

Ya fuera por buena o mala suerte, él no pudo ver su expresión porque estaba mirando a Aria. Por otro lado, fue Caín quien se enfrentó a la apariencia diabólica de su hermana, y no pudo ocultar su cara de asombro.

—No tengo el talento para entretenerlo, pero haré todo lo posible para no molestarlo.

—No te preocupes. Estoy cansado de viajar en un carruaje toda la noche, así que puedo tomar una siesta.

Era hora de que Mielle dijera que no saldría. Ella le había ofrecido salir a comprar con Oscar, pero como él no iba, no tenía razón para ir. Su hermano intentó ayudarla.

—Tengo mucha ropa decente, ahora que lo pienso —dijo.

De lo contrario, Aria y Oscar se quedarían solos.

Numerosas sirvientas y sirvientes vigilaban la mansión, pero sus ojos y oídos no eran más que una ilusión de que no podían ver ni oír. Por supuesto, las asignaciones eran diferentes dependiendo de su maestro, pero en el momento en que abrieron la boca incluso un poco para decir algo, en el peor de los casos, su vida desaparecería.

—Entonces será mejor que descanse. Será difícil si vuelve mañana —dijo Aria, antes de que sus hermanos mencionaran que se quedarían en la mansión.

—Gracias, señorita. —Oscar, que aceptó la oferta, se levantó primero y dijo—: Disculpad.

Aria también se levantó de su asiento porque no quería quedar atrapada entre su familia sin él.

Mielle y Caín, que habían perdido el momento para rechazar su salida, se levantaron tarde. Después de terminar todo ese trabajo, Aria se despidió de él elegantemente como una mariposa y regresó a su habitación sin arrepentirse.

Tan pronto como se cerró la puerta, agarró el borde de su falda con la punta de los dedos y expresó la alegría de ese día bailando ligeramente.

No puedo evitar bailar en un día feliz.

Aria, que tarareaba y se movía como una mariposa, pronto se dejó caer sobre su cama, y ​​Jessie, que esperaba incómoda frente a la puerta, abrió la boca con cuidado y preguntó:

—¿Qué quiere que haga con el pañuelo que mencionó?

—Dame ese.

Era el pañuelo que había preparado por si acaso. Era el pañuelo bellamente bordado con una rosa dorada. Había sido hecho por si Mielle, tan estúpida como había sido en el pasado, lo engañaba dándole un pañuelo bordado por otra.

Entonces, Aria, como ella, decidió ponerse el pañuelo en la manga para prepararse para el evento. Era más fácil guardarlo en la manga porque Jessie no podría estar con ella en cada momento importante.

Estaba ansiosa por ver cómo eso cambiaría el futuro. Mielle debería haberse visto bien con Oscar, pero su oportunidad había pasado, y Aria ya había escuchado que había sido engañado para venir a la mansión del conde. Quizás el ramo de lirios que le había regalado había sido preparado por Caín.

Aria había tomado toda la atención que Mielle quería monopolizar. Incluso había tomado la mirada de su hermano.

¿Estaría más fascinado por su hermanastra que por su encantadora hermana?

La garganta de Aria estaba llena de asco.

—Jessie, dame un poco de agua. Muy fría.

—Sí, señorita.

Bebiendo el agua helada que la sirvienta le preparó, un pensamiento feliz cruzó por su mente:

¿Cuánto se ha enfadado Mielle ahora?

Mielle podría estar arrojando una almohada mientras se preparaba para salir. Era algo que Aria había hecho a menudo en el pasado.

Nada sería más interesante que si Oscar estuviera listo para regresar a su mansión mientras su hermanastro y su hermana estaban fuera. La mansión Frederik estaba cerca, por lo que no tenía que quedarse en Roscent.

Existía la posibilidad de que ella pudiera abandonar la excursión a riesgo de avergonzarse.

Apenas has logrado tener esta oportunidad, entonces, ¿cómo podrías dejar a una mujer vulgar y malvada como yo, sola en la mansión con él?

Aria, quien le dio a Jessie la taza vacía, le ordenó que descubriera lo que estaba haciendo Mielle.

—Solo averigua si ella va a salir o no.

Jessie salió de la habitación después de recibir esa simple orden, pero Aria ni siquiera tuvo que escuchar la respuesta porque los gritos de los caballos atados a un carruaje sonaron por la ventana. Podía oírlos golpear ruidosamente los pies como si se estuvieran calentando antes de correr en serio.

Un momento después, gracias a Jessie, que respiraba con dificultad y le dijo que Mielle estaba saliendo, la boca de Aria se transformó en una similar a una figura hechizante.

Actúas como se esperaba, Mielle. No arriesgarías un poco de vergüenza por tu noble nacimiento. Es fácil contrarrestar tus movimientos. Para lograr tu objetivo, debes tirar tu autoestima en mal estado y utilizar todos los medios y métodos que tengas.

Lo había aprendido de la condesa, que ya había logrado su propósito, y la determinación que había ganado después de regresar a la vida.

—Jessie, sal de la habitación. Necesito descansar. Puedes descansar bien también.

Si leía cuidadosamente los libros que estudiaba con las esposas y esperaba a que Mielle regresara, podría terminar su día con el mejor humor.

Después de que Jessie cerró la puerta en silencio y salió, Aria se sumergió en sus libros por un rato. El progreso era tan lento que no necesitó revisarlos, por lo que leyó con anticipación las lecciones que tendría.

La lección de cultura impartida por la señora White era tan simple y fácil que terminó el libro rápidamente, así que tomó el libro de historia que necesitaba memorizar.

Se rio en silencio mientras pasaba las páginas del grueso libro con la historia de los antepasados ​​de aquellos que había conocido en el salón de banquetes. Eso era porque aquellos que solo podían burlarse y hablar mal de los demás no podían ser los correctos, sin embargo, sus antepasados ​​habían sido registrados en un libro.

Habían sido dibujados tan grandes e increíbles como los dioses de la mitología a pesar de que estaba claro que habían matado y saqueado de otros para acumular su riqueza. Esas acciones fueron elogiadas como un pequeño medio de controlar sabiamente a las personas tontas y estúpidas.

No saben cuántas personas han sufrido hambre y frío desde entonces.

Después de eso, estaban ocupados llenando sus barrigas, descuidando a la gente común que cruzaban el camino entre la vida y la muerte todos los días.

Mirando hacia atrás, lo mismo había sido cierto para la Aria del pasado. Debido a su repentino aumento de estatus, había tenido suficiente dinero para quemarlo y gastarlo como quisiera.

No era diferente…

Mientras enfrentaba su podrido pasado, su estado de ánimo se deterioró repentinamente. Se sintió tan incómoda que decidió tomar un poco de aire fresco para cambiar su humor. Recordó un jardín interior hecho a mano que la condesa había cultivado como un noble pasatiempo. Después de cuidarlo durante aproximadamente una semana, lo había dejado solo, y ahora, las criadas se encargaban del mantenimiento.

Recordó que todos en la mansión habían estado preocupados porque la condesa había plantado solo flores caras y preciosas. Había hecho un gran alboroto de que le gustaría tener una fiesta de té en el jardín, pero ahora, ni siquiera sabía que existía.

Aria se dirigió al lugar justo al lado del pasillo en el segundo piso. El jardín no había sido construido en el primer piso porque la habitación de invitados estaba en el segundo piso, por lo que era más fácil mostrarlo de esa manera.

Tan pronto como entró al jardín, fue golpeada por un aire húmedo y caliente, lo que la hizo sentir peor. Estaba allí para refrescarse, pero la atmósfera solo aumentó su mal humor.

Debe haber una regadera en alguna parte.

Entonces, buscó un poco de agua para disminuir un poco el calor. Pensó que el jardín se enfriaría si regara las flores.

Afortunadamente, la regadera estaba cerca de la entrada, y Aria la encontró fácilmente.

Inmediatamente la tomó y roció agua sobre todo tipo de flores de colores. Las gotas de agua a baja temperatura, aunque no frías, lograron descomponer un poco el calor.

Una vez que había usado toda el agua en la lata, la volvió a llenar con la esperanza de poder bajar aún más la temperatura. Todas las flores en el suelo habían sido regadas una vez, por lo que solo quedaban las plantas que se tejían a través de las paredes o las que se habían colgado del techo, lo que dificultaba que la pequeña Aria las regara.

Aun así, no renunció a su deseo. Se sentiría muy incómoda si volviera a dejar la lata solo porque las plantas estaban un poco altas cuando ya la había rellenado.

Uno de los sirvientes debe ser bajo.

Cuando miró a su alrededor, vio una silla cerca de la entrada que estaba a la altura de las rodillas. Aria lo pisó y comenzó a rociar agua justo cuando las hojas que rodeaban la entrada rozaron su rostro.

Sabía que rociar las hojas no ayudaba mucho, pero si no vertía toda el agua de la regadera, sentiría que usaba un calcetín pero no el otro, por lo que trató de justificar sus acciones.

Estoy tan perdida en un pensamiento inútil que…

Acababa de perder el tiempo pensando en algo que terminaría si estuviera satisfecha con lo que ya había hecho y renunciado. Fue entonces cuando Aria volvió la lata al revés, pensando en vaciar toda el agua que quedaba y volver a su habitación.

De repente, se escuchó un chirrido, sorprendiéndola.

Pensó que nadie visitaría el jardín por estar tan descuidado, pero entró en el momento justo. Debido a eso, el agua empapó a la persona debajo de las plantas, y Aria se apresuró a bajar de la silla.

—¿Por qué no te anunciaste…?

Si era un sirviente, debería haber anunciado su entrada. Si él hubiera llamado a la puerta, ella podría haberse detenido. Aria, que estaba a punto de criticar a la persona que había entrado, se horrorizó cuando descubrió que la persona que estaba empapada no era un habitual de la casa.

—¿Señor Oscar?

El mismo Oscar con el que Mielle se enamoró ahora tenía agua goteando por su cabello negro.

¿Por qué estás en este jardín? Además, ¡entraste justo cuando te rocié con agua!

Aria había cometido un gran error, por lo que comenzó a tartamudear, apresurándose a disculparse:

—Oh, ¿está bien? No sabía que alguien vendría… ¡Lo siento!

Estaba tan avergonzada que ni siquiera notó que su ropa estaba mojada mientras trataba de limpiar el cabello y la ropa de Oscar. Estaba tan empapado que pensó que tenía que hacer algo al respecto a pesar de que no podía hacer nada.

Oscar, que observó la escena por un momento, dio un paso atrás y se alejó de Aria. Cuando la pared que la sostenía desapareció de repente, ella tropezó, pero él la sostuvo por la muñeca para evitar que se cayera.

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