¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 14: La observación es importante

Traducido por Lugiia

Editado por Freyna


—¿Yulan…? —repitió Violette. No estaba sorprendida, sino que sospechaba. No sabía qué pensaba Milania de Yulan. Es probable que se conocieran al menos un poco, pero no estaba consciente de si eran amigos. Sin embargo, el momento era lo que hacía esto más sospechoso. Milania debía saber más de lo que decía.

—No me malinterprete. Todo lo que sé es que Klaude parece preocupado… deprimido, incluso.

—Entonces, ¿por qué preguntar  por Yulan?

—Ah, así que algo pasó.

—¿Quiere responder a la pregunta? —Si Milania sabía algo de lo que había pasado en la fiesta de té, por muy vago que fuera, Violette tendría que hablar de ello para asegurarse de que no culpara a Yulan. Ella no sabía cuán perceptivo era Milania, ni cuán probable era que sacara conclusiones precipitadas.

—Solo lo deduje por el estado de ánimo de Klaude. No conozco los detalles, así que… no se preocupe —dijo Milania.

—¿El príncipe Klaude está…? —preguntó Violette.

—Solo actúa así cuando Yulan está involucrado.

Aunque no entendía a qué se refería con “así”, Violette admitía sentir un poco de curiosidad. A pesar de su cercanía con Yulan, no sabía mucho sobre cómo se llevaba con los demás; todo lo que sabía de él y Klaude era que su relación era complicada. Parecía que Milania y Klaude eran más amigos que ella y Yulan.

—Y Yulan ni siquiera habla con Klaude… —continuó Milania—, a menos que usted esté involucrada.

—¿Qué quiere decir con eso?

Ella quería discutir, pero sus suposiciones eran sorprendentemente acertadas. Se había alegrado de que la fiesta no se arruinara para Yulan, pero esto significaba que Klaude era una persona más a la que Violette había hecho daño, una víctima más atrapada en su lío.

Yulan le diría que se limitara a ignorar al príncipe, pero no podía. Estaba herido por su culpa.

—Como dijo… algo pasó —dijo Violette. Milania seguramente descubriría la verdad pronto; tenía que sincerarse. La historia era sencilla cuando se contaba de principio a fin, pero era fácil de malinterpretar si se oscurecía con rumores y habladurías. Klaude debía seguir pensando que Violette era la autora intelectual, así que Milania probablemente pensaba lo mismo. Bueno, que así sea. Estaba acostumbrada a tener mala reputación.

Pero culpar a Yulan, convertirlo en el villano… era inaceptable. Por eso, su primera reacción había sido gritarle, a pesar de estar tan agradecida por su rescate.

—Por favor, no malinterprete lo que pasó —continuó Violette—. Yulan no hizo nada. La culpa es solo mía. Si mis acciones han perjudicado al príncipe Klaude, me gustaría disculparme.

Sabía que Yulan intentaría convencerla de que ella no tenía la culpa, pero no se atrevía a creerle. Sus intenciones no importaban, ella seguía siendo el centro del incidente. La próxima vez, tendría que agarrar firmemente las raíces cuando arrancara las malas hierbas.

—Ya veo… No conozco los detalles, pero no creo que usted sea responsable.

—¿Eh…?

—Klaude está deprimido, no enfadado. Y creo que hacia sí mismo —dijo Milania con un suspiro—. Quería averiguar qué podría estar molestándole para poder ayudar, pero creo que es mejor que no me entrometa más.

—Siento no haber sido más útil —dijo Violette.

—No, me disculpo por ponerle en un aprieto e interrumpir su almuerzo. Probablemente todos los asientos ya estén  ocupados…

—No pasa nada. De todos modos, iba a almorzar fuera. —Al menos, esas palabras eran ciertas… En ese momento, no había forma de encontrar una mesa apartada en la cafetería. Era una sala bastante espaciosa, pero para ella seguía siendo estrecha. Comer fuera sería mucho más tranquilo—. A estas alturas, algunas personas estarán volviendo a sus aulas…

La mirada de Violette se desvió hacia el exterior y se congeló, con los ojos muy abiertos por la sorpresa y las palabras atrapadas en su garganta. Los hermosos jardines del exterior parecían tan pintorescos como de costumbre, excepto por una importante diferencia.

—¿Señorita Violette…?

El pliegue entre las cejas de Violette se hizo más profundo y su hermoso rostro se volvió sombrío.

—Lo siento. Tengo que ir a un sitio —dijo Violette con prisa.

—Ah, um…

—Por favor, discúlpeme. —Juntó las manos e inclinó la cabeza en señal de cortesía mientras se marchaba, pero no esperó a que Milania le devolviera el gesto.

♦ ♦ ♦

Milania la vio irse. Aquella descortesía no era muy propia de Violette, así que tuvo que suponer que algo iba mal. Se volvió hacia la ventana que ella había estado observando antes de hacer su abrupta salida.

No parecía haber nada extraño; veía el paisaje habitual de la academia, con árboles y jardines bien cuidados… y a un grupo de chicas.

—¿Hmm? —se preguntó Milania en voz alta.

Un gran grupo de personas se apiñaba en torno a un lugar, no relajándose, almorzando o disfrutando del patio, sino agrupadas en un grupo de aspecto serio. Mirando más de cerca… había alguien en el centro, probablemente una chica. Le pareció que intentaba gritar, pero entonces el grupo se acercó a ella, ocultándola de su vista.

No podía oír sus voces y no sabía toda la historia, pero lo que estaba pasando allí no podía ser bueno.

—¿Podría ser…?

Recordó el rostro sombrío de Violette antes de que se alejara a toda prisa. ¿Era esto lo que había visto? Si ella se dio cuenta de esto y salió corriendo, entonces…

—¡Maldita sea!

No necesitó preguntarse a dónde se dirigía Violette. Antes de que tuviera tiempo de pensar, estaba corriendo.

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