Marietta – Capítulo 22: Afirmación

Traducido por Yousei

Editado por Sharon

Corregido por Aurora Blue


La larga noche de Sierra llegó a su fin y ella había regresó a sus labores la tarde del segundo día. Sin importar que tanto quisiera permanecer de pie, la debilidad en sus caderas se lo estaba haciendo difícil. Sus temblorosos pasos, pronto llamaron la atención de Marietta.

—Sierra, ¿estás bien? ¿Qué te sucedió?

—¡En efecto, ¿qué me hizo…?! Se requiere atención especial para tratar con hombres brutos, Mi Lady.

En especial, cuando se trata de cierto hombre sobrado de testosterona que, además, es el segundo al mando de la Armada… Pero, en serio. ¡Considerar mi petición seria como un ofrecimiento de mi entera disposición; , escondiendo aquella bestia salvaje tras ese rostro amable, para así poder hacer toda clase de cosas lascivas con mi cuerpo.

Al recordar al hombre bestial que se ocultaba tras aquella sonrisa afable, Sierra no pudo más que sonrojarse.

—Debes estar pensando: “las personas suelen esperar hasta su noche de bodas para hacer esto”, ¿cierto? —había inquirido, Adlán.

—Sí ese es el caso; entonces, por favor, detente. ¡Ang…! —había conseguido responder, ella, con apenas voz.

Sin embargo, si no la instruyo bien, no podrá responder las inquietudes de la princesa Marietta de forma apropiada. ¿No es mejor que lo memorice todo por adelantado? —concluyó él. Luego, había agregado—: Sip. Es demasiado adorable, Sierra.

—¡Hyaa…! ¡Ngh…! Llevar su cara ahí… ¡No! ¡No, puede! ¡Nooo! 

Sin duda, debía de estar agradecida por el trato cuidadoso de esa noche. Gracias al uso de los aceites perfumados y los cuidados del hombre, ella no sintió incomodidad alguna. Aunque, no sabía si podía definir aquella clase de: “asuntos de dormitorio”, como el curso completo.

Sin embargo…

—Ahora, hagamos otro repaso, ¿si? 

Con líneas como esa, continuaron con vehemencia desde el principio, una y otra vez.

Adlan continuó instruyéndola, alternando entre caricias y besos, regalando a cada pulgada de su cuerpo sensaciones jamás experimentadas, elevandola con cada toque a la culmine de su sensibilidad. El intenso placer forzó lágrimas en sus ojos, pero él no desistió, continuó con las lecciones hasta que llegó la madrugada.

—Mira Sierra, a esto se le llama ser un hombre, ¿sabes?

Avergonzada por tener aquella herramienta castigadora (hasta ahora jamás vista por ella, menos tocada y, mucho menos, lamida) muy profundo en su cuerpo, Sierra sintió que la vergüenza de todo lo que había sido obligada a hacer le provocaría un daño emocional.

No obstante, las palabras dulces de Adlan declarando su amor se deslizaron en sus oídos, aplacando un poco el arremeter duro de su erección empujada en su cuerpo una y otra vez.

—¿Sientes la forma en la que me tienes dentro de ti, Sierra? Ese lugar está destinado a ser mío y solo mio, ¿lo entiendes? Grabaré ese sentimiento tan profundo en tu cuerpo, que jamás, nunca, permitirás que otro hombre intente entrar ahí.

Sus ojos verde esmeralda parecían en llamas, sus manos morenas, grandes y firmes, forjadas por el uso de la espada, entrelazaron sus dedos callosos con los suaves y blancos de Sierra y la afirmaron a la cama. Su pesada respiración fue bloqueada por los labios del hombre, quien atacó su boca e introdujo su lengua dentro de esta para saborear todos sus rincones. .

Por causa de su habitual apariencia sociable, Sierra jamás hubiese podido imaginar que existía el hombre amoroso, apasionado y que exudaba feromonas por todo su cuerpo que descubrió esa anoche. La inexperta sirvienta no tuvo más opción que seguirlo en todo lo que él ideaba.

Esa tarde, pese a solo haber dormido un par de horas, al igual que ella, Adlan había regresado a su trabajo con un rostro deslumbrante y un vigor renovado. Mientras la doncella, solo se había podido mover con normalidad cuando el sol estaba en lo alto en el cielo.

No importaba qué tan a menudo ejercitara su cuerpo, Sierra jamás podría igualar la resistencia del hombre que era el segundo al mando de la Armada.

—Te amo, sé mía por el resto de nuestras vidas. Te daré todo.

Sus dulces palabras no se habían detenido incluso cuando su virilidad era introducía en su cuerpo, haciendo que un calor abrasador se apoderara de ella mientras las repetían una y otra vez, y continuaba con su ataque dentro y fuera.

Al final, la conciencia de la joven se debilitó a medio camino y sus piernas blancas cayeron laxas a cada lado del cuerpo fornido cuando estalló en un nuevo orgasmo..

“Te amo, querida Sierra”, repitió una y otra vez junto a su oído.

—¡¿Que ”caballero”…?! ¡Todos son, sin lugar a dudas, nada más que bestias! ¡Esos hombres necesitan aprender el significado de la palabra “exageración”!

 —S-Sierra, en serio, ¿qué fue lo que ocurrió la noche pasada? ¿Fue tan detestable?

Sierra había declarado sus pensamientos en voz alta sorprendiendo a la inexperta Marietta, quien se preguntó acerca del bienestar de su sirvienta.

—¿D-Detestable…? No, supongo que fue incómodo de alguna forma, pero no detestable.

Entre la actividad tempestuosa practicada, ser abrazada contra el fuerte y cálido pecho de Adlan y escucharle hablar de forma orgullosa de la relación que habían iniciado, no había sido malo… No. De hecho, ella se sintió cómoda y protegida.

Una extraña felicidad afloró en su pecho, pero admitirlo era un tanto embarazoso. Sea como fuera, ella no deseaba llenar a Marietta de pensamientos negativos ni arruinar su expectativa para cuando la joven compartiera la cama com sir Belvant.

—Bueno, llamarlo detestable… Mejor dicho, es… —Las palabras de Sierra carecían de fuerza y ella se ruborizó—. Solo puedo decir que se diferencia con las novelas románticas que le he dado en el pasado.

—Ah. ¡Esas historias! ¡Je, je, je! —Recordando una escena romántica en particular, Marietta se rió mientras un tinte rosa cubría sus mejillas—. ¿No fue una noche encantadora como en: ”El sueño de los dos amantes”?

—Encantadora…

No. En realidad, fue como una pesadilla. ¡Una noche interminable de erotismo!

Sierra contuvo su réplica con un suave carraspeo.

—Ciertamente no es detestable en absoluto. Sin embargo, hay algunas pequeñas… Bueno, por ejemplo: un tema es el tamaño.

—¿Tamaño? ¿Qué quieres decir? —Marietta inclinó su diminuta cabeza, a la expectativa.

Esos hombres no son lo que se llama pequeños, ese es el problema, reflexionó, Sierra.

Cuando se trataba de Adlan, aunque sus músculos eran considerables, su físico no estaba a la altura del de Belvant. Con su figura esbelta, él no era el típico caballero con aire de “macho”. Aun así…

—S-Sir Adlan, ¡¿qué es eso?!

El desnudo Adlan se había mostrado en excelentes condiciones ahí abajo. El miembro que se erguía erecto y orgulloso, a la espera de iniciar la labor, había sido un shock para Sierra, cuyo cuerpo de inmediato se llenó de escalofríos.

—Lo tengo así gracias a mi deseo por ti, Sierra. ¿Quieres probar tocando?

Aquella parte de su anatomía rígida que apuntaba hacia el techo de la habitación, estaba lejos de cualquier cosa que la joven hubiera imaginado. El rojo oscuro de su cabeza y la fuerza ominosa que emanaba de su centro era, sin lugar a dudas, un rango “A”.

¡No, es completamente irracional! ¡Una cosa tan grande como esa jamás cabrá dentro mío! —había exclamado con pavor.

El encanto de Sierra era tan intenso mientras movía su cabeza de forma desesperada y con lágrimas en los ojos, que Adlan había tenido que luchar con el burbujeante deseo de burlarse de ella mientras le respondía de manera gentil:

Todo estará bien, déjamelo todo a mí. Me aseguraré de que estés relajada para que cuando lo ponga, así no duela ni un poco. ¿Bien?

Más tarde, después de que Adlan hubiese cumplido con su promesa y evitara que sintiera cualquier tipo de dolor, él dejó escapar un pensamiento:

—Me pregunto si la princesa estará bien. Ella es más pequeña que tú y Belvant… Comparado conmigo, él tiene un instrumento del tamaño de un sable.

—¡¿Huh?! ¡¿Quieres decir que pueden haber más grandes que esto?!

Sierra, colmada en todo sentido por aquel auténtico mástil de carne, estaba bastante sorprendida ante la posibilidad de que no se tratase del más grande..

Sierra terminó de explicarle sus preocupaciones en un modo redundante a Marietta; sin embargo, la joven que se mantuvo escuchando atenta, sacó sus propias conclusiones..

—Comprendo, Sierra. En ese caso, debo ir y confirmarlo.

—¿Um? Confirmar, dices…

—¡Con el fin de obtener la victoria, uno debe conocer al enemigo! Mi amor debe superar este obstáculo, nada comenzará si no sé la verdad. Esta bien, no importa que clase de “cosa” sea aquello de abajo, ¡mientras pertenezca a Sir Belvant, podré amarlo!

—Como esperaba de usted mi lady, es bastante proactiva. Aunque, eso es ciertamente… No está mal, pero…

Marietta, en una forma bastante tranquila, dijo algo impropio para una doncella. Afirmando que confirmaría la situación por sí misma, ¿estaba declarando que desnudaría a Belvant para mirar “ahí abajo”? Si Sierra fuese la sirvienta tranquila y racional de siempre, de seguro habría desechado esta idea de la cabeza de la joven; Sin embargo, hoy, su considerable fatiga y daño emocional tenían sus sentidos aletargados, y por causa su apagado sentido común, no rebatió la idea osada de su Lady.—Princesa Marietta, le doy mis saludos.

Como si todos los pensamientos anteriores lo hubiesen invocado, Adlan apareció junto a Sierra y, pese a estar en medio del trabajo, la envolvió con sus brazos alrededor de su cintura, para luego besarla.

Aquello tomó por sorpresa a la joven, quien de inmediato intentó liberarse.

—¡Sir Adlan, desista con…! ¡Mmm!

Sin importarle que estaban frente a Marietta, Adlan incluso fue tan lejos como para introducir su lengua e intensificar el beso.

—¡Kyaa! ¡Noo…!

Justo frente a la emocionada princesa ocurría un beso apasionado, idéntico a los que ella había experimentado en sus fantasías.

—¿Esta bien que estés levantada? Me pregunto si me contuve demasiado —preguntó, Adlan, en tono preocupado.

—No si ese es tu grado de contenerte… Es suficiente, detén esto…

Mientras su prometido se movía para dejar nuevas marcas rojas en su cuello, Sierra trataba de alejarlo de forma frenética.

—Ahora, mi lady —El caballero dirigió su atención a Marietta—, es importante que pases tiempo con el General Fargus.

—Lo es de hecho —respondió, ella, con una sonrisa cómplice—. Que astuto de su parte comenzar a coquetear por su cuenta, Sir Adlan —Levantó ambos pulgares hacia sierra, luego se dió la vuelta para irse. Antes de salir, declaró—: Voy a confirmarlo por mi misma.

Sierra se hundió en el sofá, en extremo agotada, y con la inexplicable sensación de estar pasando algo inadmisible por alto.

♦ ♦ ♦

Nota del Autor:

Para la próxima entrega: ¿Cómo planea Marietta llevar a cabo su misión?

Y, ¿será capaz de completarla de forma segura?

Por favor, espérenlo.

Sharon
¡Hola! A partir de ahora estaré editando esta historia~ Amo a Marietta, pero creo que todos sabemos que en la noche de bodas no va a poder caminar derecho nunca más XD RIP Sierra.

16 respuestas a “Marietta – Capítulo 22: Afirmación”

  1. Este par de tórtolos sin duda me hacen reír y amarlos a la vez 💜💜💜

    Sin duda sierra aún no lo acepta pero ya está en la boca del lobo …
    Y la potra es una desmadre XDDDDD

    💜🌸💜 Muchísimas gracias por el capítulo 💜🌸💜

  2. Dioses~ He vuelto de las cenizas y me encanta dkjsnsk Marietta… Realmente como rayos le harás para salir ilesa de “eso”~? Porque yo no creo que él pueda estar frente a ti, mostrándote “eso” y no hacer nada para que este dentro tuyo~ ghvhgv
    Demonios~ Eso sonó muy pervertido~

  3. ‘… por ejemplo, un tema es el tamaño’
    ‘—Oh~, me pregunto, ¿Irá a estar bien la princesa? Porque ella es más pequeña que tu, y Belvant, el tiene un gargantúa comparado conmigo, ¿sabes~?’
    Vamos, Marietta, hay que confirmar teorías! Adlan en serio que hombre tan galante XD

  4. Me encanta la manera de pensar de Marietta, para vencer al enemigo primero tienes que conocerlo 😂😂
    Necesito el siguiente muero por saber que táctica usará
    Gracias por el capítulo

  5. jajaja ya me imagino como lo confirmará Marietta… pobre de Sierra a las justas y puede caminar, si esa fue la forma suave en tratarla (la pobre no puede caminar bien), de la forma apasionada matará a Sierra.

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