Emperatriz Abandonada – Extra I: ¿Vivieron felices para siempre? (3)

Traducido por Lugiia

Editado por Yusuke


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Durante unos días, Ruveliss no había puesto un pie en el palacio de Jieun hasta que un día, recibió un mensaje de ella y se dirigió cuidadosamente hacia allí.

Aunque estaba muy insatisfecho, ya que él fue la persona que dejó de lado a la reina inferior por ella, hizo el esfuerzo de cumplir con el menor de sus deberes.

—Aquí estás, Ruveliss.

Al ver cómo Jieun se había arreglado, sonriendo al recibirlo, habló en un tono no afectado mientras preguntaba:

—¿Por qué has pedido verme?

—¿Los matrimonios necesitan una razón para verse? Solo pensé que podríamos cenar juntos.

—¿Es así? De acuerdo. —Aunque estaba un poco receloso por su inusual apariencia, Ruveliss no dijo mucho y se dirigió hacia el comedor. Vio la comida que traían las doncellas mientras respondía secamente a Jieun y arrugó las cejas—. ¿Qué es todo esto?

—Esta es la comida que disfrutaba en el mundo en el que solía vivir. ¿No hice algunas cosas para ti antes?

—Creo que sí.

—Aunque no se me da bien, las he hecho yo misma. Espero que te gusten.

—Ya veo. Has trabajado mucho.

—Por cierto, he dado la orden de cambiar la política a como estaba.

—Ya veo —respondió brevemente Ruveliss y levantó su tenedor. Aunque se había empeñado en tratarla bien, sencillamente ya no le gustaba pasar tiempo con ella.

Le molestaba la interminable charla de Jieun y en su lugar tomó un trozo de carne de un plato que tenía cerca. Frunció el ceño mientras se lo llevaba a la boca.

—¿Qué es esto?

—Ah, se llama Bulgogi [1]. ¿Cómo está?

—Un poco salado.

Aunque no era insípido, no le gustaba. Toda la comida que ella hacía era un poco salada.

Ruveliss dejó el tenedor sin decir nada y de repente pensó en algo que había sucedido hace unos años. Era el día en que dos duques le habían informado de su próxima jubilación. Mientras se agarraba el pecho con frustración, Jieun le había ofrecido una variedad de comida que había hecho ella misma.

Aunque tenía un aspecto terrible y era mucho más salada, él recordaba haberla comido toda sin decir nada, conmovido por su gesto.

Sin embargo, ahora ya no le conmovía sus acciones, solo se sentía molesto porque la comida no era de su gusto.

—¿Oh? ¿No disfrutaste esto la última vez? Qué raro. Incluso lo hice menos salado que antes.

—Por lo general, no me gustan las cosas de sabor fuerte. ¿Aún no lo sabes?

—Ah, pensé que tenías gustos similares a los míos. He probado las comidas del chef y todas me han parecido buenas. Pensé que tú también lo pensarías.

—Que la comida que se sirva sea la misma no significa que se preparen de la misma manera. ¿No lo sabías?

—Si es la misma comida, ¿no se prepara de la misma manera? —preguntó Jieun. Ruveliss tragó un profundo suspiro ante su reacción y se levantó—. ¿No te lo vas a terminar?

—Olvídalo. Me voy. Puedes disfrutar del resto de la comida.

Pensando que solo le había hecho perder el apetito, Ruveliss volvió al palacio central y ordenó que prepararan la cena de nuevo. Tomó un largo sorbo de agua, ya que el sabor salado aún estaba en su boca. Mientras comía un bocado de la comida, frunció el ceño. Otra vez no.

Aunque muchos no lo sabían, tenía un paladar bastante refinado.

Aun así, hace unos años, se había servido comida que podía satisfacer sus exigentes estándares. Sin embargo, la comida había cambiado. Pero, aunque no era satisfactoria, era de un nivel comestible, así que Ruveliss no había dicho nada.

Sin embargo, después de haber probado la comida salada de Jieun, echó de menos sus comidas del pasado. Pidió a un sirviente que llamara al jefe de cocina.

—¿Su Majestad, ha llamado?

—Sí, tengo algo que preguntarte. ¿Cuánto tiempo has sido el jefe de cocina?

—Unos tres o cuatro años, Su Majestad.

—Tres años, dices.

Ruveliss levantó ligeramente la cabeza, recordando que la comida había empezado a cambiar alrededor de ese tiempo.

—Entonces, ¿qué pasó con el anterior chef?

—Esa persona…

—Contéstame.

—Hace tres años, fue… ejecutado por tener vínculos con la casa Monique.

—¿El chef estaba relacionado con la casa Monique?

—En un principio, era alguien que había estado en el antiguo palacio de la reina inferior y bajo su nombre, se había convertido en su chef, Su Majestad. Todo lo que sé es que, como alguien relacionado con la familia Monique, fue ejecutado.

Ruveliss sonrió.

La antigua reina inferior, la antigua reina inferior… Últimamente, donde quiera que fuera, siempre se la mencionaba.

—Ya veo, ¿entonces también tienes documentos relacionados con ella? —preguntó Ruveliss tras recordar lo que había ocurrido con el jefe de palacio hace unos días.

—¡N-Nunca lo haría! ¡No tengo esas cosas, Su Majestad!

Al ver que el jefe de cocina lo negaba fervientemente y temblaba como una hoja, Ruveliss entrecerró los ojos. Aunque fuera un asunto relacionado con la traición, parecía estar exagerando.

—Tráelos aquí.

—¡N-No tengo nada, Su Majestad!

—No lo pediré dos veces. Tráelos.

—N-No tiene ninguna relación directa con la antigua reina inferior. Lo juro.

—¿No tiene relación directa? ¿Entonces qué es? ¿Está relacionado con el antiguo jefe de cocina?

—E-Eso…

—¿Tendré que decapitarte para que los traigas?

El chef de mediana edad temblaba mientras lo negaba repetidamente, y solo corrió hacia la cocina cuando Ruveliss lo miró fríamente. Después de un momento, sacó un pequeño cuaderno.

—Es esto, Su Majestad.

Tomó el cuaderno que le entregó el jefe de cocina y lo abrió sin palabras.

Año 961, invierno, recibí una orden de la señora para elaborar platos para el príncipe heredero.

Año 962, verano, parece que la señora aún no está satisfecha. Recibí la orden de trabajar más duro para satisfacer al príncipe heredero, quien es exquisito con los alimentos.

Año 962, invierno, he hecho un plato satisfactorio pero fue rechazado ya que no era un plato que le gustaría al príncipe heredero. La señora me dio una nota diciendo que era una lista de comidas que le gustan al príncipe heredero. Decía: «Le gusta el pato, la ternera y las verduras frescas, mientras que no le gusta el pescado, el cerdo y el apio. Le gusta la comida poco condimentada y la que puede resaltar el sabor de los ingredientes, y no le gusta la comida con olor fuerte». El príncipe heredero nunca ha mostrado quejas sobre la comida, así que ¿cómo sabe ella si es un exquisito o no y los tipos de comida que le gustan? Aun así, como es una pena este plato tan satisfactorio, escribiré la receta.

Año 963, primavera, he conseguido crear un plato con el mejor sabor de los alimentos que le gustan al príncipe heredero. Parece que la señora también está contenta. En caso de que se me olvide, he anotado la receta al final del cuaderno.

Año 963, invierno, después de ocho largos meses de esfuerzo, he desarrollado una forma innovadora de cocinar el pescado que no le gusta al príncipe heredero. Estará satisfecho porque no huele y no está muy condimentado. La señora dijo que aunque al príncipe heredero no le gusten ciertos alimentos, debería desarrollar algunos métodos para cocinarlos si son buenos para el cuerpo. Y por supuesto, la receta estará escrita en la parte de atrás.

Año 964, verano, pobre de nuestra señora. Pensábamos que se convertiría pronto en emperatriz, pero ha acabado convirtiéndose en una concubina. No sé cómo consolarla, pero mientras dudaba, me pidió que la siguiera al palacio de la reina inferior. También me dijo que elaborara más alimentos que le gustaran al emperador.

Año 964, otoño, hace un mes que la dama ha entrado en el palacio, y parece que ya se ha enterado de todo lo que hay dentro del mismo. Justo después de la primera cena con el emperador desde que ella entró en palacio, dijo que el emperador estaba satisfecho y me dio la orden de convertirme en el jefe de cocina del palacio central. Según una doncella que había servido los platos, el emperador no tenía ninguna expresión en su rostro, así que ¿cómo estaba tan segura? De todos modos, escribiré las recetas de los platos que se sirvieron hoy.

Año 965, verano, la dama fue ejecutada por traición. La gente que me rodeaba me dijo que huyera y no me viera envuelto en el incidente, pero no pude. Cuando nadie me reconoció, ella me colocó en la mejor posición que podría tener un chef. Si traiciono la amabilidad que recibí de ella, nunca podré llamarme a mí mismo un humano. ¡Ese maldito emperador! Ella se esforzó tanto por él y él ni siquiera lo sabe. ¡Maldito sea! Rezaré en el infierno para que reciba su merecido.

—Ja.

Ruveliss leyó el cuaderno hasta el final. Miró fríamente al jefe de cocina que temblaba mientras se inclinaba en el suelo. La razón por la que el jefe no podía destruir el cuaderno estaba clara: Era por las recetas que se habían guardado entre las páginas.

Sin embargo, eso no significaba que pudiera conservar un cuaderno que contuviera tales asuntos. Era imperdonable.

—L-Lo siento, Su Majestad. Lo siento. ¡Por favor, tenga piedad!

—¿Piedad?

—Fui un tonto. Por favor, tenga piedad solo esta vez…

—Llévenselo.

—¡Su Majestad, por favor!

—De acuerdo. Te permitiré un poco de misericordia. Serás desterrado del palacio, perderás tu posición, y la mitad de tus bienes serán confiscados. Si vuelves a pisar la capital, te mataré.

Se inclinó continuamente, dándole las gracias. Ruveliss ordenó que sacaran al hombre de mediana edad y se dirigió a su dormitorio. Como exudaba no solo energía fría, sino también crueldad, los trabajadores de palacio que pasaban por allí se apresuraron a marcharse después de saludarlo.

Con un humor brutal, Ruveliss abrió las puertas de golpe y, en cuanto se quedó solo, lanzó el cuaderno por la habitación. Miró a su alrededor y vio la pila de documentos que había sobre la pequeña mesa.

Parecían ser los documentos que le había dicho al jefe de palacio que trajera hace unos días, los relativos a la anterior concubina.

Ruveliss recogió con brusquedad los documentos y se tumbó en la cama. Volteó con brusquedad el grueso papel y su mano pronto se frenó. Con cuidado, dejó los documentos en el suelo y se llevó una mano a la frente.

La mayoría de los documentos que le había traído el jefe de palacio estaban relacionados con el trabajo administrativo, mientras que el resto estaban relacionados con el propio Ruveliss.

Estaba claro que la reina inferior había estado preparando el traspaso del trabajo del departamento interno a la emperatriz. Había dejado notas detalladas sobre cada aspecto del trabajo para ayudar a la emperatriz. Había mantenido las descripciones sencillas y escritas con una letra redonda y clara, propia de las mujeres. Sabía por qué el jefe había conservado los documentos a pesar del peligro. Eran documentos detallados que podrían ser de gran ayuda incluso para alguien que no supiera nada.

Sin embargo, lo más importante, lo que había complicado a Ruveliss eran los documentos relacionados con él mismo.

Era una pila de documentos relativamente fina, algunos escritos personalmente por la reina inferior y otros no. Como la información relativa al emperador no podía filtrarse fácilmente, solo contenía una pequeña cantidad de detalles, pero había cosas que no se podían averiguar si no se tenía ningún interés en él.

Los diseños y las texturas de la ropa que le gustaban, los colores que prefería, y los tipos de té y las temperaturas que le gustaban, así como el tiempo de preparación. A pesar del poco tiempo que pasaban juntos, ella lo conocía con detalle, y en la última parte del documento, había dado órdenes de servirle cuidadosamente según sus gustos, incluso en los asuntos más pequeños.

Aristia La Monique.

Era un nombre que nunca había pronunciado, ni siquiera una vez, pues siempre la llamaba «tú», «reina inferior» o «concubina», a pesar del largo tiempo que habían pasado juntos. Era un nombre que solo recordaba a duras penas después de hurgar en sus recuerdos. Lo había olvidado.

Hace unos días, después de pelearse con Jieun, Ruveliss se dio cuenta de que solo había vivido una vida cómoda y satisfactoria gracias a la reina inferior. Al reconocer la verdad, recordó de repente su aspecto, a pesar de haberla olvidado por completo durante los últimos tres años.

Su cabello plateado que le llegaba a la cintura y sus ojos dorados que todos habían alabado tanto por tener la luz del sol en ellos, así como su movimiento controlado y su voz tranquila y apacible.

Era una mujer que siempre fue como un lago silencioso.

Él siempre había pensado que ella no sentía nada hacia él, ya que siempre estaba tranquila. La había llamado muñeca sin sentimientos y la odiaba, pensando que era una mujer rencorosa que solo se preocupaba por su facción. Había pensado que era una mujer hecha para un emperador, no para el propio Ruveliss.

Mirando a Jieun, quien siempre estaba sonriendo, había pensado que era amor verdadero. Como ella actuaba a su antojo y mostraba sus sentimientos sin freno, él había pensado que Jieun era alguien que lo veía a sí mismo por lo que era y no por su posición.

Sin embargo, Ruveliss dudaba ahora de sus creencias. La mujer que había pensado que estaba hecha para un emperador, que no mostraba ninguna emoción, conocía todos sus gustos.

Antes y después de entrar en palacio, durante las dos únicas cenas que tuvieron juntos, le había observado con detalle y analizado sus gustos. En cambio, mientras Jieun, quien creía que lo veía por sí mismo y no como emperador, decía amarlo, ni siquiera sabía qué tipo de comida le gustaba después de cuatro años juntos. Aunque siempre habían comido juntos, ella no se había molestado en observar sus gustos, y solo había pensado que les gustaba la misma comida.

Una mujer que había pasado unos años preparando a un chef antes de entrar en el palacio, y una mujer que había traído platos que hacía personalmente para él. En el pasado, pensó que esta última era sincera con él. Pero ¿podría decir que la primera lo era también?

La torre de pensamientos, de la que una vez estuvo seguro, empezó a desmoronarse poco a poco.

Aristia La Monique.

¿Qué clase de mujer eras? Hice que te ejecutaran, pero ¿por qué me haces vacilar ahora?

¿Cuál era tu verdad? ¿Cuáles eran las emociones que no habías mostrado ni me habías contado ni una sola vez?

Solo cuando no estás aquí, siento curiosidad por la mujer que abandoné.

Solo cuando no estás aquí, quiero escuchar tu historia que no había escuchado antes.

Solo cuando no estás aquí, pronuncio un nombre que nunca antes había pronunciado.

Aristia, Tia.


[1] Bulgogi: es un plato típico de la gastronomía de Corea. El ingrediente fundamental es ternera cortada en tiras y marinada con salsa de soja, azúcar, aceite de sésamo y ajo que posteriormente se cocinará, preferentemente a la parrilla, aunque puede asarse en el horno o freírlas en sartén. Se acompaña con vegetales y arroz.

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