Marietta – Capítulo 18: La lucha de Sierra

Traducido por Kaori

Editado por Narumi

Corregido por Aurora Blue


Después de aquello, Belvant tomó una ducha muy fría hasta que su mente y cuerpo (y allá abajo) se enfriaron de manera adecuada. Luego volvió a la sala, para encontrar a Marietta todavía tumbada en el sofá. La levantó y la tomó entre sus brazos.

—Oh… Sir Belvant.

Ojos nublados lo miraron, y su lengua cautivadora se asomo entre los labios húmedos.

Apenas se había enfriado hasta el hueso; sin embargo, antes de que pudiera respirar, la temperatura de su cuerpo se disparó de nuevo.

Después de todo, los músculos generan mucho calor. En realidad, aunque no tuviera mucho que ver con la situación actual, el General no pudo evitar pensar:

¡Ella es sólo una niña, una niña! Y, sin embargo, su atractivo sexual es desconcertante… ¿Es, quizá, mi culpa?

Belvant hizo uso de su racionalidad mientras se sentaba en el sofá y colocaba a Marietta en su regazo. La joven levantó los ojos hacia su preocupado rostro mientras él peinaba con suavidad su suave y dorado cabello.

—¿Estás bien? Lo siento, fui… demasiado lejos.

—Que…

Tener a la persona que amaba tan cerca, mirándola con ojos tan tiernos mientras le acariciaba el cabello, hizo Marietta se sonrojara y que su pecho se agitara.

—Yo… Cuando lo desee, cualquier cosa o acto por parte de Sir Belvant, no importa qué, seré feliz de complacerlo. Sin embargo, la forma en que mi mente quedó en blanco en ese momento fue bastante extraña. Yo misma, no entiendo muy bien lo que pasó.

Los cariñosos ojos del General chispearon.

¿Qué es este adorable y pequeño conejo? Cualquier cosa o acto, ¿verdad? ¿Puede decirlo a pesar de esa mala conducta mía anterior? ¿Es su falta de desconfianza hacia los hombres? ¿O es que… ella me quiere tanto que perdonará de todo? Ah, quiero arrojarme sobre este cuerpo tierno e indefenso; quiero probarla y devorarla.

La apresada bestia interior de Belvant gruñó; pero, de alguna manera, logró controlarse.

—Marietta, ¿cuánto sabes de los actos de las parejas casadas? —preguntó, ya que al parecer la joven no entendía el pequeño brote de un orgasmo que había experimentado antes.

—¿Parejas casadas?

Su cabeza se inclinó hacia un lado, con la curiosidad escrita en su cara.

—O, tal vez, los llamados asuntos de dormitorio…

Entonces, Marietta reemplazó su curiosa mirada por una avergonzada.

—Eso… Lo siento, pero a pesar de que nuestro matrimonio se aproxima, todavía no he entendido bien los asuntos del dormitorio. He aprendido de Sierra que consiste en una cama, una pareja desnuda y, bueno, poniéndose juntos; sin embargo… mi poca falta de conocimiento es en verdad inexcusable.

No. ¡Hey! ¡¿Es ese realmente el alcance de todo?! ¡Así que, engatusé a tientas  el orgasmo de una joven desorientada! ¿Cómo no asegurar que soy un viejo terrible y pervertido?

A pesar de sus reflexiones, Belvant mostró la compostura de un hombre adulto y comenzó a instruir a Marietta.

—No te disculpes, instruir a su esposa es también el papel de un marido, ¿verdad? Supongo que lo primero en la discusión es la cosa de antes. Para las mujeres, esa reacción es algo esperado y bienvenido; por lo que, no tiene que preocuparse de que su mente se pusiera en blanco. Más bien, para estas cuestiones, ese sería el resultado adecuado; así que, podríamos quizás llamarle un talento raro; o, tal vez, disposición natural es un mejor término. Independiente de cómo lo llame, piense en ello como una ocasión feliz.

Al oír la explicación de Belvant, la expresión algo ansiosa de Marietta desapareció y su rostro se iluminó.

—Bien, ¿es así? ¡Maravilloso! ¡Estoy realmente aliviada! Eres muy conocedor, Sir Belvant. Una vez más, me ha proporcionado su ayuda para calmar mis preocupaciones. Te agradezco de corazón por otorgarle a esta joven su guía.

“Qué marido fiable” pareciera decir la mirada de admiración que brillaba en el rostro de Marietta. Belvant asintió serio con una expresión inocente.

No deberías estar sintiéndote aliviada, pequeño conejo. El que está delante de ti no puede dejar de querer engullirte como una bestia.

Ignorante del debate interno de Belvant, el conejito inocente se acurrucó junto a él, sólo agravando sus preocupaciones.

 ♦ ♦ ♦

—Sir Belvant también ha empezado a proporcionarme información sobre asuntos de dormitorio, ¿sabes? Me pregunto cómo mi marido puede ser tan fiable.

Sierra, quien peinaba el cabello recién lavado de Marietta, se atragantó.

—¿Qu…? ¿D-Dormitorio…?

—Correcto. Con el diverso conocimiento que Sir Belvant posee, puede proporcionar instrucción en cualquier área. Sin embargo, no creo que sólo debería simplemente imponerme sobre su benevolencia. Un marido tan espléndido merece una esposa apropiada y… ¡Dios mío! Voy a ser su esposa, ¿verdad? ¡Je, je, je! Eso es correcto. ¡Con el fin de convertirme en una esposa adecuada, no tengo otra opción que realizar un estudio confiable!

Sus ojos tímidos se alzaron ante el espejo para encontrarse con la cara seria de Sierra

—Entonces, ¿fue capaz de encontrar buenos materiales de estudio?

—S-Sí, pude encontrar una copia de un libro que creo que será fácil de entender. Lo prepararé ahora.

Sierra tomó la novela de romance para adultos “El deslumbrante romance del musculoso caballero y la joven dama”. Por su rostro, algo rojo, era evidente que ya había leído todo el contenido. Para la doncella, que nunca había conocido a un hombre en ninguno de esos aspectos, era un poco demasiado estimulante.

—Aquí está, mi Lady. Sin embargo, como parece que este libro no cubre todos los asuntos del dormitorio, planeo asegurar algunos más para estudiar.

—Gracias de nuevo, Sierra. Siempre puedo confiar en ti.

Ahora bien, acerca de la confiable doncella de la princesa Marietta: Sierra. Con veintiún años de edad, era mayor que la princesa por tres años y podría describírsela como una belleza fresca. De cabello sedoso color rubio platinado y ojos azules, poseía también un ingenio agudo y un manejo de la espada refinado, convirtiéndola en una mujer inteligente y realizada. Sin embargo, ya fuera porque era demasiado buena para ser verdadera, o porque los ojos con los que miraba a los hombres eran severos, había pasado todos sus años de adulta aún siendo virgen.

Tal cosa no era ningún obstáculo para realizar con eficiencia su trabajo como una sirvienta… Hasta ahora.

¡¿Se supone que alguien como yo debe enseñar etiqueta de dormitorio?! Tal como soy, me pregunto si no sería bueno dejar que el marido tome el relevo, el llamado: “pasar la carga”… ¡No! ¡No puedo fallarle a la princesa con su solicitud para estudiar el asunto! Si no soy lo suficiente confiable… 

Sus preocupaciones comenzaban a inundar su cerebro; sin embargo, de igual forma continuó buscando soluciones:

Para una situación como esta, sería lo ideal si pudiera escoger a un hombre adecuado y discreto que me instruya en tal asunto, ¡y sólo hacerlo una vez por adelantado! N-No creo sea un problema demasiado grande, en absoluto. Realmente debería poner más valor en mi misma.

En cualquier caso, la seria ayudante continuó reflexionando. Al final, sólo encontró como solución esa única medida.

 ♦ ♦ ♦

—Haa…

Después de terminar la habitual lectura de la novela romántica, el aliento de Marietta se había vuelto desigual. Sus palabras avergonzadas eran apenas comprensibles.

—¡Qué hago…! El dormitorio… De alguna manera… ¡Eep!

—No deberías llegar a ser tan vehemente desde el principio; por favor cálmese —la reprendió Sierra.

Después de escoltar a la princesa de cara roja a su propia cita, Sierra dejó escapar un suspiro.

—Señorita doncella, ¿qué sucede? ¿Tiene algún problema?

Adlan pretendía saludarla como de costumbre, pero cuando vio el estado inusual de la doncella, se preocupó.

—Sir Adlan… No, estoy bien.

Adlan, el consejero de Belvant, siempre distante, parecía fuera de su carácter habitual con el ceño fruncido.

—No se ve muy bien, señorita doncella. Parece del tipo que guarda todo para sí misma y trabaja a través de los problemas sola.

—¿Oh?

—Es más, estoy seguro que desde que llegó a Voltaire, no ha tenido la oportunidad de reemplazar a esas pocas personas con las que podía consultar las cosas que la aquejan, ¿verdad?

—Sí… Supongo que se podría decirse así.

Ese era el caso. Había llegado a este punto porque no tenía a quien acudir con sus preocupaciones.

—Si estás bien conmigo, estoy dispuesto a escuchar en cualquier momento. Si se trata de esos dos, es esencial  que alguien escuche; ya que sus decisiones, por sí solas, podrían derribar al país. ¿No cree, señorita doncella?

—¿Derribar el país, dices?

Ante la expresión alarmada de Sierra, Adlan se encogió de hombros y sonrió.

—Lo siento, ¿supongo que es una manera demasiado extrema de decirlo? Pero es una cuestión internacional si esos dos se llevan bien o no, ¿verdad? Por lo tanto, le concierne a todo el mundo, no solo a la familia real.

—Bueno, ese es ciertamente el caso.

—Ya que hemos llegado a este punto de todos modos, acompáñeme a mi habitación.

Al igual que Belvant, Adlan tenía una habitación preparada en el castillo real para cuando su trabajo requería una estancia de una noche; por supuesto, se vio obligado a trabajar horas extras durante las emergencias. Dado que era un poco incómodo hablar en el pasillo, le hizo señas a Sierra para entrar por el bien de su trabajo.

Sin dudas, no había nada por lo que sentirse culpable en esta situación.

Comparado con Adlan, Sierra era diez años más joven que él. No parecía más que una chica encantadora. A los ojos del hombre, cuya habilidad natural y fuerza en las artes de la guerra y manejo de la espada no debían subestimarse, la doncella inspiraba pensamientos de admiración, tales como: “esta niña ha estado trabajando duro, ¿eh?”.

Aquella jovencita quizá un poco favorecida se veía preocupada a sus ojos. Sin su compostura habitual, su figura luchadora preguntando qué hacer, era bastante refrescante. Mientras sonreía, no podía dejar de pensar que la brecha entre esta y su acostumbrada apariencia era bastante linda.

—Como pensé, hablarlo con Sir Adlan… Con los hombres… Sin embargo, sin hombres, me pregunto…

Preocupante, preocupante, qué adorable. Podría ser un problema difícil de revelar a un hombre, ¿eh? Puesto que la señorita doncella trabaja diligente cada día, me gustaría hacer algo para resolver su problema.

Adlan se acomodó en uno de los sofás e instó a la doncella a hacer lo mismo. Sierra se sentó en el sofá vecino, y su cuerpo de inmediato se volvió hacia él.

—Será capaz de organizar sus pensamientos si lo dice en voz alta. Incluso podría encontrar una pista, ¿sabe?

—¿Es así como es?

—Confíe en mí cuando le digo que, por mi honor, nada de lo que oiga saldrá de este cuarto.

Sierra lo meditó unos momentos , pero como había sentido durante algún tiempo que Adlan era alguien en quien podía confiar, expresó su problema sin dudarlo.

—Yo… deseo perder mi virginidad.

—¿Huh? —Adlan no esperaba tal confesión.

—Es decir, deseo esa experiencia, la experiencia entre un hombre y una mujer. ¡Como su asistente, debo obtener ese conocimiento por cualquier medio para informarle a mi señorita!

Como era de esperar, debido a que aquel problema no estaba dentro de sus expectativas, Adlan quedó sin palabras.

—Por favor, ¡hazlo conmigo! —pidió Sierra de  manera precipitada.

Kaori
Dios mío, esto me ha dejado en shock jajajaja.

Aurora
¡Ja, ja, ja! ¡Pobre Adlan! Por primera vez una mujer lo deja sin habla.

23 respuestas a “Marietta – Capítulo 18: La lucha de Sierra”

  1. Estoy impactado jajaja por un momento creí que Adlan estaría con la chica de cabello naranja pero después de esto…mmm…no sería justo…ella es pura e inocente 🥺 que se quede con él 👉🏻👈🏻

  2. Tuve una sonrisa demoníaca leyendo esto pero sinceramente esto es demasiado divertido xD estos pobres caballeros no saben a que atenerse…. Jajajaja jaja estarían más seguros en guerra XD jajajajajaj 👍💖https://tse1.mm.bing.net/th?id=OGC.1300d6232fdcc9120cd9046eaf1cbcb7&pid=Api&rurl=https%3a%2f%2fmedia.giphy.com%2fmedia%2fHqk8lQqi8ECsw%2fgiphy.gif&ehk=52Dov8uAaXJ1scCqIqEn6g

  3. Confirmado, todas las mujeres de esta novela toman a iniciativa! O al menos saben que hacer y no se hacen las inocentes, ya me tenía aburrida esas tramas donde la chica era pura e inocente y al final era forzada o violada, pero aquí no damas y caballeros, aquí saben muy bien lo que quieren XD

  4. oh vaya, oh vaya!
    Mi conciencia: Lo esperaba.
    Mi razón: también lo esperaba
    Yo: Lo esperaba…..aun así me sorprende!
    Mi conciencia y razón: CIERTO!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido