—¡¿Romper el compromiso?!
La voz de Eli resonó en la habitación. Gritó asustada delante del Príncipe y se tapó rápido la boca, observando con cautela su reacción. Por suerte, Arlendo no se preocupó de molestarse por su descortesía, aunque su sirviente la miró de manera amenazadora.
—Me han informado de que ya fuiste elegida candidata, ¿correcto? Si es cierto, tampoco será un problema esta vez. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 63”
—Bienvenida, amor. Por favor, toma asiento. Hablemos de algunas cosas.
La Duquesa se levantó de su silla y cruzó la habitación, dando la bienvenida a Leslie a los sofás. Allí se sentaron cómodas y Jenna preparó rápido una mesa de té, pero con chocolates calientes en lugar de té.
Esto me recuerda al primer día que la conocí. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 62”
Por supuesto, Ruenti era uno de ellos. Decidió que no había nada de locura en adorar a la niña. Ya la quería y se preocupaba por ella más de lo que nunca pensó que lo haría. Así que decidió que era mejor aceptar sus emociones y ser sincero.
Sin duda, se peleó con su padre y su hermano por ver junto a quién debía sentarse Leslie. Tras fuertes intercambios de palabras descorteses y leves blasfemias, acabó entre la Duquesa y Sairaine. Ella puso fin a la discusión tomando a la niña y colocándola en la silla entre ella y su marido. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 61”
—Me llamo Leslie Shuya Salvatore.
Hizo una correcta reverencia de dama ante los miembros del Ducado Shuella, Jenna, Madel, Sulli, Batha y un sinfín de personas que trabajaban y la apreciaban. Muchos lloraban, y los demás gritaban emocionados.
—Qué nombre tan bonito.
—Sí, te queda perfecto. Suena esponjoso como las nubes. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 60”
¡Tío! Leslie levantó la cabeza al instante, con los ojos brillantes. Después de todo lo que había ocurrido, estaba tan preocupada por el marqués que se le había pasado hablar con su tío. Pero aunque hubiera ido a verle de inmediato después, él no se habría quedado, Sairaine la consoló. Tenía demasiado miedo de la capital y solo quería marcharse, le informó. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 59”
—Oye, Konrad, ven conmigo.
Ruenti lo llamó y lo arrastró hasta un pasillo desierto. Había abandonado el tribunal en cuanto terminó el juicio y estaba esperando a su madre cuando lo vio salir del tribunal.
—¿Cómo has hecho eso?
—No estoy seguro de entender lo que quieres decir con eso, mago Ruenti. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 58”
Luego le apretó la mano y esperó. No usaría sus poderes a menos que Leslie estuviera de acuerdo. Sintiendo un gran alivio, ella miró a los serios ojos de Konrad y asintió.
—Lo intentaré. Confío en la duquesa, y también confío en usted, señor Konrad.
—Gracias, señorita Leslie. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 57”
—¡Taryn!
Gritó el marqués a su hermano, que le había dado la espalda.
Él se detuvo y permaneció inmóvil en el sitio, sin moverse ni respirar. En sus sueños nocturnos afloraban terribles recuerdos que le aterrorizaban. Las viejas cicatrices de su espalda seguían calientes y le apuñalaban con dolor en días como aquel. Los sonidos de un látigo rasgaban el aire cerca de sus oídos y le susurraban que volviera a ver al marqués y le pidiera clemencia. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 56”
Bethrion y los caballeros trabajaron con las manos desnudas, arrancando las tablas y apartando los troncos del camino. Él se subió a los troncos ardiendo y arrancó la puerta con un sonoro crujido. Luego, metió la mano y recuperó a un niño inconsciente.
—Gracias a Dios. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 55”
—¡Señorita Leslie!
Dejando caer el sombrero de Leslie, Konrad la tomó rápido con ambas manos y la ayudó a estabilizarse.
—¿Se encuentra bien?
—Sí… Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 54”
La conclusión fue la misma: todas las sospechas apuntaban hacia la duquesa. Bethrion maldijo en voz baja, y sus ojos verde oscuro se dirigieron hacia el marqués con la rabia encendida. El marqués se estremeció ante la mirada penetrante de Behtrion y dio unos pasos atrás. Luego, se detuvo en seco y volvió a mirar a Bethrion. ¿Por qué debería tenerle miedo? Su arrogancia se impuso a sus temores. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 53”
Ruenti torció una sonrisa y entrecerró los ojos mirando a Eli, molesto y disgustado. Eli frunció el ceño, sorprendida por su sarcasmo, ya que nunca nadie la había tratado como él. Pero aun así mantuvo la cabeza alta y miró con arrogancia a Ruenti.
—Bueno, entonces tu Casa estará arruinada. Tenemos un testigo creíble.
—Si por ruina te refieres a tu propio futuro, entonces sí, tienes razón, señorita Sperado. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 52”
El viaje fue tranquilo, aparte del intercambio ocasional de preguntas y respuestas entre ambos sobre el juicio. Al poco rato, uno de los caballeros llamó a la ventanilla y anunció su llegada al palacio. Leslie se sentó más cerca de la ventana para contemplar mejor el paisaje.
No hacía mucho tiempo, el palacio no era más que un lejano cuento de hadas para ella. Todos los libros que había leído lo describían como un grandioso y glorioso lugar de morada de los dioses. Así que su imaginación crecía y crecía, ayudada por los susurros de las criadas que siempre hablaban del compromiso de Eli y el príncipe Arlendo. Ella se agachaba para ocultarse cada vez que hablaban y escuchaba durante muchas horas mientras su imaginación fantaseaba cada vez más. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 51”
—Señorita Leslie…
Madel estaba preocupada mientras miraba a Leslie y la inusual terquedad de la niña. Leslie apartó la cabeza de Madel, no dispuesta a mirarla.
—¿Por qué no quedas con la duquesa mañana temprano y te vas a la cama? ¿No estás cansada? Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 50”
—¡Por favor, señor Konrad! Por favor, dígame cualquier cosa. Es a mí a quien están juzgando y no sé nada. Por favor.
Ella solo sabía de los rumores y que el juicio estaba sucediendo con seguridad. Pero aparte de eso y un poco de conocimiento de los libros de textos, no tenía nada.
Y Bethrion ya le había enseñado que los libros no tenían todas las respuestas sobre el mundo real. Así que tenía que conocer la verdad y la realidad. Seguí leyendo “El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 49”