La noche en el bosque era terriblemente fría. A pesar de que era una criatura peluda, ciertamente podía sentir este frío, eso es lo que pensó el Príncipe Heredero Calix, mientras observaba al pequeño animal.
El gato, con un brillante pelaje negro, dormía acurrucado en un círculo. Hubo largos intervalos entre la subida y la caída su estómago, mientras respiraba lentamente. Durante su sueño, su nariz ocasionalmente se contraía o sus piernas se sacudían, uno podía adivinar qué tipo de sueño estaba teniendo.
Un poco antes, el gato se había arrastrado hasta el estómago de Calix, temblando. Se había estado moviendo inquieto con los ojos cerrados, todavía dormido. Se mantuvo dando vueltas y vueltas, tratando de encontrar un lugar más cálido y, el Príncipe Heredero finalmente lo cubrió con la manta. Solo cuando estuvo envuelto en calor entre la sábana y el estómago del Príncipe Heredero, pudo dormir profundamente. Seguí leyendo “Gato K – Capítulo 2”